Listado de películas por orden alfabético

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viernes, 15 de julio de 2011

Cerrado por vacaciones!!! (y un pequeño jueguecito)






Bueno señores, ya llega el tiempo veraniego y con él las buenas y ricas vacaciones. Y, como no podía ser de otra forma, por estos lares nos vamos a tomar un mesecito sabático de cine y crítica. Bueno de cine seguro que no, y de crítica ya veremos. El caso es que no voy a tener el acceso diario a Internet que requeriría el blog, así que, si os parece bien, nos veremos en septiembre con las pilas cargadas a tope.

Dicho esto, los debates que siguen abiertos en las respectivas páginas se irán contestando como buenamente se pueda. Si véis que tardo no es por desidia sino por una mala conexión. En cuanto a los "poltergeist" que sufren algunos mensajes, como he dicho ya en alguna que otra entrada, podéis reenviarlos a la dirección de hotmail colgada en la introducción del blog (os aconsejo copiar el texto antes de enviarlo por si las moscas...). Después yo mismo publicaré el mensaje y su correspondiente respuesta.

Para ir finalizando, el año pasado unos blogueros me propusieron hacer un jueguecito cinéfilo que se podría repetir este año: consiste en votar una serie de películas entre los géneros que barajamos en el blog para hacer la correspondiente crítica a la vuelta de vacaciones. Podríamos hacer alguna excepción con otros géneros, no vayamos a encorsetarnos demasiado. La cosa es que propongáis 5 títulos entre los que se haga una votación para ver cuáles son las más votadas. El año pasado salieron hasta 10 títulos, aunque se propusieron muchos más que quedaron en el tintero. Bien es cierto que el juego tiene sentido si hay una alta participación, pero creo que conseguiremos llegar a unas cifras respetables.

Espero que os parezca entretenido y os animéis.

Un abrazo a todos y sed buenos ;)

domingo, 10 de julio de 2011

El Padrino parte III (Godfather Part Three)





" Cuando creía que estaba fuera....vuelven a involucrarme "



Y el fin, como en todo, tenía que llegar. Y llegó en 1990 de la mano de los mismos protagonistas que llevamos barajando estas semanas, Mario Puzo y Francis Ford Coppola en sus respectivos roles. Si bien muchas circunstancias que rodean a ésta tercera entrega serán bastante diferentes de las anteriores, varias negativas, pero intentaré explicar el por qué de su existencia y cómo no había otra manera de llevarlas a cabo.
En el transcurso de los años entre la 2º y 3º entregas de la saga, Coppola se dedicó a otras cosas, otros proyectos. Hablamos de pelis míticas como Apocalypse Now (en la que vuelve a colaborar con Brando y Duvall) pero también de otras no tan importantes como Peggy Sue se casó. El balance en general es el de una necesidad económica de Coppola que le lleva a no tener tantos remilgos para lanzarse con la tercera entrega. Además, Puzo colaboraba en el guión, tenían varios actores del mismo reparto que la anterior entrega (años después, no lo olvidemos) y se introducían caras nuevas interesantes como Andy García, Sofia Coppola o Joe Mantegna, ¿qué podía salir mal?.

Con esta base de partida, nos encontramos 8 años después (que para la edad de los actores son bastante pocos, todo hay que decirlo) con un Michael Corleone retirado de la vida gangsteril, siendo condecorado por el Vaticano por sus importantes, y costosas, obras benéficas. Sus hijos han crecido y toman sus propias decisiones, su ex mujer Kay ha formado una nueva vida junto a otro hombre, y su sobrino Vincent (hijo de Sonny) irrumpe en su vida para pedirle ayuda con sus problemas (sí, habéis acertado, gangsteriles).
Además de esto, Michael intenta llevar a cabo un último gran negocio con la Iglesia Católica que deje su vida y la de sus sucesores solucionada, todo desde la legalidad. Aquí no podemos olvidarnos de la presencia del Vaticano en toda la cinta (se rodó en sus interiores) así como el escándalo que existió efectivamente con el banco Vaticano y aquél desdichado banquero suizo (que apareció ahorcado sobre el Támesis).
Pero encontrará personas que, por un lado, quieren eliminar toda presencia criminal rival en Nueva York y, por otro lado, desde Sicilia, quieren recordarle el alto precio que deberá pagar para conseguir su objetivo. Finalmente todo conduce a los orígenes, a Corleone.
Allí asistiremos a uno de los mejores momentos de la película, en la ópera donde todo se decidirá (a éste respecto diré que las escenas están tan magistralmente filmadas porque el padre de Coppola dirigió en varias ocasiones éste tipo de eventos, incluso la propia Cavalleria Rusticana, y de hecho aparece en varios momentos de la saga con una batuta en la mano). Hay varias anécdotas de este tipo, por ejemplo, en el bautizo de la primera película, el bebé que recibe el agua bendita no es otro que Sofía Coppola. Por si esto fuera poco, Connie (Talia Shire) no es otra que la propia hermana del director, lo que ayudó a crear ese ambiente tan realista en las reuniones típicas de italoamericanos.

Si estuviese escribiendo éstas palabras en el año 1989 y vostros las estuviéseis leyendo, creo que llegaríamos a la conclusión de que sería un gran final para la saga (aunque no se concibió como un final) y llamaríamos loco al que dijese que sería un fracaso. Aunque hay que hablar con propiedad, no fue para nada un fracaso, en lo que a la taquilla se refiere. He tenido buen cuidado en diferenciar crítica y taquilla en las tres crónicas porque las tres fueron importantes éxitos económicos. Pero la crítica se cebó con ella (y con la pobre Sofia a la que intentaré echar un capote). Intentaré explicar las claves de éste pequeño desastre (muy pequeño, oiga) pero también por qué debía contarse de ésta manera:

1. Se pierde el romanticismo y la épica que comentábamos anteriormente: y no es cuestión baladí, es más, es el punto fundamental e incuestionable de su fracaso entre los amantes de la saga. Porque lo que atraía de El Padrino, lo que le hacía diferente de otras películas de mafiosos con buenos directores tras la cámara, era precisamente el aire romántico y épico que destilaban todas y cada una de las escenas. A cambio encontraremos el crepúsculo que antecede a toda buena historia. Ese aire crepuscular deja en un escalón inferior la historia, influyéndola y también al espectador.

2. Tenemos a un Michael Corleone enfermo, débil y anciano: dubitativo, influenciable, y visiblemente cansado de todo. Pierde el poder, no se hace respetar. Su hermana y Al Neri (guardaespaldas y consejero) llegan incluso a dar una orden de asesinato sin su consentimiento. Es incapaz de mantener a su hijo por el mundo del Derecho. Hay muchos ejemplos de ello. Es un hombre que llegó al cúlmen de su simbiosis con la figura de su padre en la anterior entrega, y ahora debe seguir esa evolución natural que no es otra que la de cumplir su promesa y hacer legal la familia. Se han vendido todas las participaciones en las distintas tapaderas y ahora quiere continuar desde un punto de vista místico y religioso. Pero, como el bien dice, "le vuelven a meter dentro" (no puedo dejar de recordar a Silvio en Los Soprano imitando ese momento).

3. Otra cuestión de segundo nivel sería la entidad de sus rivales: en las anteriores vimos una evolución exponencial en cuanto a su peligrosidad, pero también espectacularidad. Ahora no es posible continuar con ello porque no hay nadie tan poderoso como Michael Corleone. Sus enemigos son ancianos y nuevos matones que quieren hacerse un nombre. El único que quizás pueda levantar un poco el nivel sería Luchessi, pero vaya que donde estén esos Barzini, Sollozo, Hyman Roth, incluso el carismático Pentangelli.

4. Hay una clara decrepitud de su imperio: refiriéndonos claro a su imperio criminal que, poco a poco, va desapareciendo para dejar detrás a una serie de buitres que se pelean por los despojos. Es una evolución lógica del primer punto que comentábamos y de la decisión de Michael sobre adoptar la legalidad para la familia.

5. Sofia Coppola: que sí, que vale, que es la hija del director y que está ahí porque papi quería ver a la niña en todo su éxtasis. Vale que tampoco es que sea Greta Garbo, y su actuación no es de 10 ni de lejos, pero nos dejará escenas maravillosas. Recuedo ese baile con Michael al principio de la película homenajeando el de la boda de Connie con Marlon Brando. También una de las más famosas y mejores escenas eróticas del cine: no es otra que aquella preparación de los ñoquis con Vincent.

No he querido puntualizarlo como lo anterior, pero creo que no deja de ser importante mencionar la ausencia de Tom Hagen, fallecido, (Robert Duvall) como otro de los puntos que merman la historia. Era un personaje principal y, aunque tampoco era básico para las tramas, sí era irrepetible. O por lo menos insustituible. A cambio, volveremos a disfrutar con el cantante Johnny Fontane en la ceremonia por la condecoración a Michael.

Es de justicia señalar que, tras este bajón inicial de hora y media de película, la historia volverá a repuntar y no dejará de crecer hasta que termine, coincidiendo con el viaje a Sicilia y la opereta de Cavalería Rusticana que interpreta Anthony, el hijo de Michael. Me encantan todas éstas escenas que rememoran en todo momento, no sólo los años de Vito Andolini, sino también la huida de Michael a tierras de su padre con Don Tomasino y, como no podía ser de otra manera, la preciosa, bella y tristemente efímera Apollonia. Ese Michael torturado que escucha la canción típica del pueblo en labios de su hijo sin poder olvidar lo ocurrido anteriormente.
También me gusta la relación que hay entre Kay y Michael, en la que no se soportan al principio, pero Michael consigue explicarla su historia, su pasado, sus orígenes, de modo que Kay logra llegar a entender (y comprender) mínimamente lo que ha ocurrido en un largo período de su vida.

Por último, no quiero dejar de señalar mi personaje preferido en la tercera entrega: no es otra que la gran Connie. Ha cambiado absolutamente desde las dos anteriores hasta el punto de convertirse en una auténtica matriarca, de la que su padre estaría orgulloso.

Por cierto que se pensaba acabar la saga como una tetralogía contando la historia de Andy García y la absoluta destrucción de la familia Corleone, pero Mario Puzo murió antes de poder terminar el guión. Personalmente creo que prefiero tener la historia así, tal y como nos la han contado.

Digo que creo poder justificar los puntos negros que mencionaba antes porque la evolución de la historia impone estos hechos, salvo el tema de los rivales y el de Sofía Coppola que los considero absolutamente accesorios. La evolución de los personajes, de la historia, de los tiempos que viven, del crimen organizado han sido respetados totalmente, y ese es el resultado. ¿Cuál es el problema? que no nos gusta lo que vemos, la degeneración de unos mitos que nos montamos en la cabeza tras visionar las dos primeras partes pero que, como todo, llegaron a su final.

El Padrino parte II (Godfather Part Two)




" La familia Corleone era un Imperio Romano "



El éxito entre la crítica y la recaudación en taquilla motivaron que los engranajes de los productores de la Paramount se pusiesen en movimiento para tratar de convencer a Coppola sobre la necesidad de aprovechar esas circunstancias con una segunda parte, algo a lo que Francis se negaba desde el primer momento. Él sabía lo que habían conseguido con la Parte 1 y no quería estropearlo realizando una secuela que exprimiese demasiado el limón, como ya hemos visto tantísimas veces en trilogías o secuelas innecesarias. Pero la participación del mismo reparto, las cifras de beneficios y, lo que es más importante, la confirmación de Mario Puzo como co-escritor del guión para aportar una magnífca historia, despejaron toda duda en la cabeza del director. Hay que recordar al respecto que la adaptación de la novela había sido parcial, ya que en la misma, además de profundizar mucho más en los personajes, nos relatan todo lo relativo a la vida de Vito en América y Sicilia. Había materia prima más que suficiente para asegurar el éxito.

Siendo esto así, en 1974 se estrenó la segunda parte de la saga cosechando a su alrededor muchísimo éxito, al igual que su antecesora, y considerándose por parte de los fans más acérrimos como la mejor de las 3 películas. A este respecto diré que, personalmente, no creo que sea la mejor, pero sí que es un complemento esencial y fundamental de la 1º parte (insisto en el tema del argumento del libro). Como película individual veo la 1º parte insuperable en muchos sentidos, no todos, pero queda coja si no la unimos a la historia de Michael en el Lago Tahoe y el desarrollo de Vito Andolini. Sí es la mejor secuela (la única que ha logrado ganar el Oscar a la mejor pelicula) que se ha realizado en todos los tiempos, y la única que es capaz de rivalizar con su antecesora.

El argumento se compone de dos historias yuxtapuestas que discurrirán en paralelo a lo largo de un metraje bastante importante: la primera de ellas continuará el patriarcado iniciado por Michael Corleone al final de la 1º parte de la saga, a la cabeza de la familia. En este momento la familia se encuentra en la "cresta de la ola" y sus planes para posicionarla en una situación completamente legal van avanzando, aunque muy paulatinamente (volveremos con esta cuestión al analizar la 3º parte, ya que es un tema central de la historia) y en parte gracias a las participaciones que logra en numerosos casinos de Nevada. Pero no sólo éstos serán sus pilares, también el nuevo acuerdo que firmará con Hyman Roth para poder introducirse en Cuba como apisonadoras, gracias a la connivencia del Gobierno Batista (si os interesa el argumento deciros que tiene aires históricos, tan sólo remitirme a la excelente Trilogía de América del escritor de novela negra James Ellroy).
Michael deberá hacer frente, a su vez, a los peores momentos de toda la saga, acosado por sus socios, por la Comisión Warren (que hace alusión a las Leyes Rico aprobadas para luchar contra el crimen organizado) y a un traidor en el núcleo más personal de la familia.

Por otro lado, asistiremos a unas escenas de lo más entrañables para conocer la verdadera historia de Vito Andolini en Sicilia, o mejor dicho, Vito Corleone. Conoceremos su huida de la isla por serios problemas con Don Ciccio, el capo local, y su llegada a la ciudad de Nueva York. Me encantan las escenas en las que los inmigrantes son separados y examinados por médicos en aduanas ya que son muy representativas del momento histórico al que asistimos, a principios de siglo. También su madurez y la familia que irá dando a luz, no solo a sus hijos, nos referimos, como no, a sus más grandes amigos Tessio y Clemenza, los que supondrán el gérmen del imperio criminal más famoso del cine.
Nada de esto sería posible si nos olvidamos de Genco Abbandando, gracias al cual contactará con Don Tomasino (viejo conocido nuestro en la primera parte) para montar un negocio de importación de aceite de oliva que sería el comienzo de las tapaderas que cimentan su imperio criminal. Tampoco está nada mal ajustar las cuentas con los fantasmas del pasado...

Con respecto a los personajes, creo que hay dos que merecen un aparte entre todo el nuevo reparto: son Hyman Roth y Frank Pentangelli. El primero es un importante hombre de negocios vinculado con el crimen organizado desde siempre. No es un capo, no tiene una familia, es más bien un asociado que sabe ganar mucho dinero para los capos, y por tanto tiene tanto o más poder que ellos. También fue íntimo amigo de un personaje secundario, pero fundamental para el Padrino 2, que saldría en la primera parte.
El segundo estuvo a las órdenes de Peter Clemenza y asumió su propia familia a la muerte de éste. Será una de las piezas claves de los rivales de Michael para intentar destruirle. Muestra muchísimos aspectos muy diferentes entre sí, y es parte fundamental de la trama. Se dice que si no se le hubiesen suprimido escenas en el montaje final, habría sido un difícil obstáculo para De Niro en su camino al Oscar por el Mejor Actor de Reparto.

En cuanto a Michael, seguiremos asistiendo a su evolución interior, la lucha entre los valores tradicionales y los "nuevos tiempos" que se avecinan, y de los que es plena e impotentemente consciente. Deberá asumir la ruptura, cada vez más inevitable, que se está produciendo con su mujer, en unos tiempos totalmente distintos a los que vivieron sus padres antes, en los que el divorcio era algo impensable. También debe intentar mantener ese equilibrio imposible entre los intereses de la familia, la defensa frente a los rivales más peligrosos (incluso en su propia familia) y su intención de consolidar una posición legal.

Otro ejemplo entre esa confrontación tradición-nuevos tiempos, lo representarían las imágenes de la comisión con los hermanos Pentangellis y la posible ruptura del código de la Omertá. Vuelvo con la anterior reflexión que supone esa paradoja en la historia que ensalza algo tan importante como el "código del silencio", pero en cambio no dejan de producirse traiciones, una tras otra, y con una entidad cada vez más relevante, tanto para la familia como para el espectador.

La épica y el romanticismo de la 1º parte perviven en ésta segunda historia, en especial en lo que respecta a la vida de Vito, pero no olvidemos las palabras de Mario Puzo al renegar de ello desde el primer momento. No es más que un artificio literario que nada tiene que ver con la realidad, aunque sin duda es una de las causas del éxito que se cosechó en taquilla.

domingo, 3 de julio de 2011

El Padrino parte I (Godfather Part One)




" La justicia...nos la hará Don Corleone "




Nos encontramos ante una pantalla oscura y un denso silencio. Silencio que se romperá con una musiquilla de tintes italianos y una voz desconsolada que clama justicia para su hija. En la habitación Robert Duvall y James Caan asisten a la escena con distintos grados de interés, y tras una enorme mesa de roble encontramos a un Marlon Brando caracterizado como Don Vito Corleone que escucha impasible las súplicas del pobre Bonasera.

Es el año 1972 y Francis Ford Coppola inicia un proyecto que revolucionará el cine en general, y el género negro en particular, mediante la adaptación de una obra del novelista italoamericano Mario Puzo, nombre propio de la novela negra. Esa obra no es otra que el genial Padrino, parte de una serie de novelas sobre la mafia siciliana como Omertá, El último Don, Los Borgia o El Siciliano (ésta última se basa en la historia real de Salvatore Giuliano).

La novela homónima nos narra la historia del inmigrante siciliano Vito Corleone, un niño que se ve obligado a huir de la isla por culpa de rencillas con el capo local que desembocarán en sangrientas vendettas (un concepto al que deberemos acostumbrarnos desde el primer momento), pero la historia no comenzará por aquí. Todo empieza en una boda, la de la hija de Don Vito (esas palabras resonarán en generaciones de espectadores una y otra vez) en una enorme casa de campo en Nueva York, cuyos invitados son gente un tanto peculiar. Allí conoceremos a toda la familia: su mujer, sus hijos Sonny, Fredo, Constance, Michael y Tom, pero también a una serie de personajes siniestros que forman parte de su "otra" familia. Una familia encargada de los más turbios negocios en la ciudad de Nueva York que mantiene relaciones con otras 4 (conformando la famosa Comisión) así como otros clanes de distintos Estados (como el de Nevada).

La historia coge ritmo en cuanto descubramos el problema surgido con el traficanete Sollozo y la familia rival de los Tattaglia, que pretenden utilizar el aparato legal corrupto de Don Corleone para poder operar con el tráfico de drogas en una absoluta impunidad, algo a lo que Vito se niega rotundamente. Esa negativa desencadenará una serie de asesinatos que darán con el Don en una cama de hospital y su hijo Michael refugiado en Sicilia, en el pueblo natal de su padre, Corleone, así como su vuelta a la ciudad para ajustar las cuentas de la familia.

Es difícil afrontar la crítica de ésta trilogía por diversos motivos: el principal es la cantidad de elementos que hay para comentar. Uno de ellos, y el más importante, sería el concepto de "familia", fundamental para la historia dado que el imperio criminal que se nos plantea se estructura sobre ella. Pero es a la vez paradójico si valoramos la cantidad y entidad de las traiciones que se producen entre estos personajes, lejos de respetarse un código de omertá.

Otro elemento sería la cultura italiana, y más concretamente la siciliana, que impregna de detalles toda la historia (desde los favores que el Don debe satisfacer el día de la boda de su hija, hasta ese aire machista que olvida a las mujeres en la cocina, a pesar de que en no pocas ocasiones se desvelen como auténticas matriarcas). Éste último dato chocará frontalmente en la relación de Michael y Kay (Diane Keaton), una mujer feminista y educada de forma totalmente diferente.
Esto también será palpable en el viaje de Michael a Sicilia, respirándose ese aire romántico en todas las escenas. Unos escenarios naturales memorables, y la aparición de uno de los personajes más interesantes y efímeros de la trilogía, Apollonia.

Un tercer elemento que conviene no olvidar reside en sus personajes, que sin duda dan vida a la cinta: tenemos a Marlon Brando en la que es, a mi juicio, la mejor de sus interpretaciones, nada sobreactuado pero con un punto histriónico muy interesante. A este respecto, no hay que olvidar los miedos que sentían el director y la productora ante el que era, en ese momento, el más problemático e insoportable actor que podías encontrar en Hollywood, con sus numerosas manías y carácter conflictivo. Todo ello se esfumó de un plumazo cuando apareció en la audición del casting (que se le obligó a hacer para convencer a los productores de su compromiso) al que apareció con bolas de algodón en las mejillas. Es un personaje cuasi-místico, al que no se puede engañar, toma consciencia de todo lo que sucede a su alrededor, y posiblemente no se ha repetido en ninguna otra película de gangsteres posteriormente.

También tenemos a secundarios que son una delicia como Peter Clemenza (caporegime y antiguo amigo de Vito), Luca Brasi (principal ejecutor del Don) así como toda la amalgama de enemigos a los que deberán enfrentarse.

En el capítulo de personajes e interpretaciones tampoco debemos olvidar la genial actuación de Al Pacino como Michael Corleone, un hijo que debe abandonar todos sus valores, escrúpulos y educación norteamericana para tomar consciencia de que atacan a su familia, y a su padre, de tal modo que debe asumir responsabilidades en el sunto. Tomar las riendas de la familia y ostentar el mando.

Sonny, interpretado por un fabuloso James Caan, es otro de los regalos de esta película. El hijo violento llamado a ser el sucesor de Don Vito al que pierde su carácter. Nos dejará dos escenas memorables que pasarán a la historia de la gran pantalla: la primera es la emboscada en el peaje (no diré más para evitar spoilers) y la segunda será la paliza que le suelta a Carlo cuando se entera de que éste maltrata a su hermana. En relación a esto es curioso porque Coppola no era consciente de algunos detalles de la pelea (como el lanzamiento del palo de una fregona por parte de Caan nada más bajar del coche) que hace más creíble la escena.

El último personaje que quiero reseñar es el consigliere Tom Hagen, consejero personal de Don Vito e hijo adoptivo (de nacimiento irlandés, fue recogido de las calles por Sonny cuando eran niños), representa la vertiente racional de la familia, pero con Michael será apartado del cargo.

Por cierto, algo anecdótico, que el personaje de Johnny Fontane no está basado en Frank Sinatra, como muchos piensan, sino en el cantante Frankie Valli de los Four Seasons, que tuvo relaciones muy estrechas con la mafia.

El guión fue escrito entre Coppola y Mario Puzo, al igual que el de las otras dos partes de la saga, lo que dota a la historia de una mayor credibilidad con respecto a la idea original que dió forma a todo. Es por esto que la historia conserva un estilo romántico y épico que ya se inició en el libro, pero del que Puzo renegará desde el primer momento, asegurando que era todo parte de su ficción, y que en ningún momento hubiera disfrutado conociendo a un Vito Corleone en la realidad.

A decir verdad, hay alguna curiosidad en temas de reparto: por ejemplo, un jovencísimo Robert De Niro se presentó al rodaje para interpretar a Sonny Corleone, de modo que James Caan interpretase a Michael. Finalmente el papel de Michael recaería sobre un jovencísimo, e incluso novato, Al Pacino, y el de Sonny iría a las manos de Caan (en mi opinión no habría un Sonny mejor), pero esto no quiere decir que De Niro fuese olvidado durante mucho tiempo.

Por último cabe hablar de la influencia que nos ha dejado El Padrino en muchos ámbitos: el más evidente es el cine, sentando escuela sobre cómo se hace un buen cine de mafiosos, con personajes originales, una historia interesante que no se basa sólo en el día a día de éstos (en este sentido abandona el realismo documental o cotidiano propio de muchas películas sobra la mafia italoamericana), escenas de violencia explícita que no se tornan en casquería, etc. Pero no es descabellado señalar que nos deja una serie de perlas sobre cómo afrontar los negocios y las relaciones con nuestros rivales, recuerdo frases como "hay que echarse a las trincheras", "no es nada personal, solo negocios" o "ten cerca a tus amigos, pero más aún a tus enemigos", desplegando toda una letanía de sabiduría popular que influiría a no pocos.

En fin, si hubiese que resumirlo en una frase, no dudaría en calificar la trilogía de El Padrino como la joya de la Corona del cine negro.

Harry el sucio (Dirty Harry)




" Me llaman Harry el sucio porque siempre me encargan el trabajo sucio "



En el año 1971 se nos presentó uno de los personajes que iban a marcar, no sólo la década, sino la Historia del cine desde ese momento, generando a su alrededor toda una parafernalia de iconos y modas que llegaría hasta nuestros días sin perder un ápice de fuerza, hablamos claro de Harry Callahan, más conocido como Harry el sucio. Son los años 70, en los que el género de acción y el negro se entremezclan hasta hacerse indistinguibles, se modernizan y nos regalan auténticos clásicos del género como La gran estafa (de la que hablaremos más adelante), Los tres días del Cóndor, French Connection, Todos los hombres del presidente y recordemos también que en los 3 años anteriores se pudieron visionar en las salas de cine clásicos como Bullit o A quemarropa.

Si en los años anteriores hablábamos de una corriente más pacifista, con pocas escenas de violencia y las que había se filmaban de una manera muy light, ahora tomará protagonismo el ojo por ojo, las enfervorecidas persecuciones, los tiroteos y mucha sangre. La violencia será absolutamente explícita, se ha acabado con la censura de los años 40 o 50 y veremos muerto hasta el apuntador. Hay que pensar también que son unos años muy convulsos para los EEUU en los que Kennedy y Martin Luther King no solo serán asesinados, sino que se comentará muy seriamente la participación de altos estamentos del Estado en sus ejecuciones, lo que genera un recelo al Estado y un sistema jurídico corrupto e inoperante. Sin duda el cine negro que veremos a continuación será un fiel reflejo de la realidad.

En este estado de ánimos aparecerá un director característico de las películas de suspense y thriller, como resultado de sus años como montajista, así como de ser casi fetiche para Clint Eastwood, hablamos de Don Siegel: ambos coincidirán en Dos mulas y una mujer, Harry el sucio, Fuga de Alcatraz, etc.

La historia se desarrollará en San Francisco, donde el asesino en serie Scorpio se dedicará a sembrar el terror de diversas formas y poner en jaque al departamento de policía. En concreto al detective Harry Callahan, tornándose el enfrentamiento como algo casi personal que les llevará a un cara a cara de dimensiones inusitadas. Conoceremos a un policía directo que utiliza unos métodos bastante peculiares y en no pocas ocasiones alejados de los procedimientos legales ordinarios. Será el cúlmen y la imagen a imitar de todos los héroes de "dispara primero y pregunta después". Fue tal el éxito recibido que dió lugar a otras 4 secuelas con el detective Harry Callahan como protagonista.

En esta película especialmente se planteará un debate interesante y, en mi opinión, erróneamente resuelto. El debate es, como siempre, bastante cercano a la justificación de los medios por el fin, es decir: para salvar a la chica secuestrada Harry no duda en utilizar una violencia exrema contra Scorpio, el sádico psicópata, a causa de la cual el sistema legal le dejará de nuevo en la calle. Incluso Scorpio se aprovechará de ésta situación para autoinflingirse heridas que hagan parecer a Callahan un policía violento (cosa que por otro lado es).
Pienso que el debate está mal resuelto en la película por la conclusión a la que lleva y los términos en los que lo plantea: la chica estaba muerta, el piscópata se burla del sistema legal previsto y Harry se ve obligado a actuar por su cuenta para acabar amparándose en la legítima defensa (sí, estamos ante un tipo duro que apaliza a los malos, pero tampoco le vamos a dotar de elementos parafascistas innecesarios).
Pienso que la conclusión es errónea porque se ampara en el caso concreto que nos relata la película, ficticio, y susceptible de ser manejado por las reglas que idea el director a lo largo de la trama.
Esto nos lleva a un terreno variable que nos obliga a aplaudir la actitud de Callahan para salvar a los niños y exterminar al psicópata. Es un precedente peligroso y perverso que viene a saltarse las garantías del detenido en pos de un fin, supuestamente positivo pero no tiene por qué serlo. En la ficción el blanco y el negro están claramente delimitados, como en la película, pero si intentáis pensar en casos similares en la realidad, posiblemente los resultados no sean tan positivos. Sin ir más lejos, es un conflicto perfectamente representado en la película Estado de sitio, con un Bruce Willis patriota que sale con los tanques a las calles de Nueva York para luchar contra el terrorismo integrista.

El personaje de Scorpio, además, está inspirado en el asesino del Zodiaco, que por aquellos años hizo de la suyas en San Francisco y alrededores, pero jamás fue apresado (si os interesa podéis ver la película Zodiac, que cuenta ésta historia a la perfección).

Por último, decir que es una cinta muy entretenida, de gran acción y un ritmo que en todo momento es ascendente. Creo que no decepciona, no vende más ni menos de lo que es, y da ese tipo de espectador lo que quiere ver. Merece la pena verla porque es la primera, a partir de ahí si te enganchas al personaje o a ese tipo de historia-acción entonces tienes otras 4 pelis detrás para saciar tu sed de Harry, y en caso contrario no serán otra cosa que más de lo mismo.