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lunes, 28 de febrero de 2011

Salvatore Giuliano





Héroe o villano



En el año 1962 el director italiano Francesco Rossi sorprendió a todo el mundo con esta obra ambientada en la Sicilia inmediatamente posterior a la II GM para contar la historia del bandido Salvatores Giuliano. En ese sentido, la película es un bio pic atípico, en pocos instantes llegamos a diferenciarle bien del resto de actores de reparto, y la técnica es más similar al documental que otra cosa.
Nos encontramos en el año 1945 cuando acaba de finalizar la guerra y todavía muchos de los antiguos pistoleros de pueblos como Montelepre o incluso Corleone se encuentran en la montaña ejerciendo de partisanos.
Es en estos momentos cuando un pequeño sector de latifundistas y políticos sicilianos deciden luchar por la autonomía de la isla contra la gran península, acudiendo a líderes de forajidos como Salvatore para que les hagan el trabajo sucio.

Así, estos partisanos seguirán por el monte paralizando las vías de comunicación en toda la región de Montelepre, con el simbólico cargo de Coronel para su líder. Pero aquí no acabará la cosa, ya que son muchos años con el fusil al hombro y luchando entre piedras y cuevas, estos rebeldes nunca cambiarán su modo de vida, pasando a la clandestinidad para luchar finalmente con los carabinieri. A este respecto, es bastante buena la escena en que dos soldados italianos se quedan agazapados bajo una lluvia de balas preguntándose por qué les obligan a seguir combatiendo cuando la guerra ya ha terminado, en vez de mandar un tanque que vuele por los aires las colinas en las que se esconden Salvatore y sus hombres.

La película utilizará una fórmula no poco conocida a día de hoy, pero sí podemos valorarla en el año ´62, comenzando por el final de la historia para ir avanzando en los hechos mediante intervalos de flashbacks en los que veremos la evolución política de los independentistas sicilianos (sucesos que desconocía completamente), la intervención en la guerra de hombres como Salvatore (recordad que eran habituales los tratos entre aliados y bandidos para invadir la isla cuando estaba bajo el control de los fascistas) así como su posterior enfrentamiento con la policía. Es en su conjunto donde aparecen más contradicciones, ya que entre sus conciudadanos fue conocido como el Robin Hood de Montelepre, mientras que para la policía era el enemigo público número 1, un poco al estilo de John Dillinger.

Como he dicho, la película comienza con el cadáver de un hombre sobre un suelo polvoriento, acribillado a tiros y lleno de sangre, con un fusil en el suelo y una pistola que nunca llegará a empuñar para salvar la vida. Este es el cuerpo sin vida de Salvatore, acribillado a balazos por los carabinieri cuando intentaba huir del cerco de acoso y derribo que el ejército y policía realizaban sobre él, sus hombres y todo aquél que hubiese nacido en su región. Las escenas sobre los abusos policiales a los campesinos son realmente reveladoras de lo que debía sentir el común de esas pobres gentes con respecto al bando en el que se consideraban. Sin duda muchos de ellos pasaban alimentos y escondían en sus casas a miembros de la banda. Una banda de campesinos que tuvo en jaque al ejército italiano durante años.

Me parece una buena idea resaltar la fotografía de la película, casi una oda a Sicilia en blanco y negro (lo que paradójicamente resalta aún más su belleza) con grandes panorámicas, planos generales en los que se ve a numerosos extras luchando, corriendo, gritando, la dirección es majestuosa en ese sentido. Aunque puestos a señalar algún defecto creo que se hace un tanto monótona la película con las escenas de lucha, incluso quizás demasiado naturalista, un poco pesada en algunos instantes vaya.

sábado, 19 de febrero de 2011

Tropa de élite 2






Me alegra poder anunciaros que en muy breve podremos disfrutar de la segunda parte de la brasileña narco-cinta Tropa de élite. En este caso los acontecimientos se sucederán momentos antes de la famosa operación contra los narcos que llevó a cabo hace unos meses, imágenes notorias en los informativos por la crudeza de los enfrentamientos entre el ejército brasileño y los narcos de las favelas.
Deciros que contará con el mismo reparto que la primera y ha superado todas las expectativas en Brasil, convirtiéndose en el film más visto en toda la historia del país.
Todavía no parece que haya fecha de estreno para España, pero debe estar al caer. La esperamos ansiosos.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Deadwood





Tengo una enorme deuda con el Western, y cada día se va haciendo más elevada y difícil de saldar. Creo que llega el momento de ajustar cuentas y pagar una pequeña penitencia, el reto de enfrentarme con una serie de TV de 3 temporadas. Pero el día es lluvioso, tengo tiempo libre y no veo un mejor momento para hacerlo. Ya advierto que lo más seguro es que me deje muchas cosas en el tintero, no creo que vaya a ir capítulo a capítulo, haré una visión de conjunto, por eso quiero recomendaros a todos, amantes e indiferentes del western, que le dediquéis 5 capítulos por lo menos a esta pequeña joya.

Nos encontramos en el pequeño pueblo minero de Deadwood a finales de la década de 1870, Dakota del sur, durante la fiebre del oro en las Black Hills y momentos después del descalabro que sufrió el 7º de caballería en la batalla de Little Big Horn, sucesos en los que la caballería del famoso General Custer fue masacrada a manos de las tribus Cheyennes reunidas por Caballo Loco. En este marco conoceremos la vida de una serie de personajes, cada cual más pintoresco que el anterior, y las relaciones que se producen entre estos con el enfrentamiento entre la ley del más fuerte y el progreso técnico. Estos pueblos surgían de la noche a la mañana, recordaréis las sucesivas versiones de la historia de Carrera en Oklahoma o de Cimarrón, que para el caso es lo mismo, donde vemos la absoluta locura que surgía entre los inmigrantes que vivían con el sueño de poseer una concesión de oro que les llevase al éxito.



Por un lado, a lo largo de estas tres temporadas, asistiremos a la llegada de determinados avances, como el telégrafo, y de la estatalización del pueblo dentro del entramado político y burocrático que componen los EEUU, frente a las frecuentes prácticas salvajes y de ojo por ojo que dominan las relaciones humanas en ese momento, el llamado "salvaje oeste". Sin duda es una de las características del western: la confrontación entre la ley natural y la ley civil, perfectamente reflejada en el contexto histórico de la historia común a las tres temporadas, pero creo que quedarnos solo en eso, en el western en general y en Deadwood en particular, es rascar solo la superficie de lo que pretendemos contar. Personalmente creo que el Western es muchísimo más que esa pequeña frase, en la que por cierto caben otras muchas historias que para nada son Westerns.

Porque lo primero que encontraremos será una de las formas más primitivas de organización social, con esos primeros capítulos en los que el pueblo son 4 casas (por supuesto una de ellas es el Saloon Gem) y numerosas tiendas que albergan los futuros comercios. Asistimos también a la aparición de una serie de personajes históricos, tónica general de la serie, que interrelacionan con otros ficticios, y pronto descubriremos que no debemos encariñarnos demasiado con los sujetos a los que vamos conociendo sobre la marcha, pues en cualquier momento pueden desaparecer de la serie en una riña de salón o en discusiones motivadas por una partida de cartas.

Deadwood viene a decirnos básicamente que la condición humana no ha cambiado a lo largo de los siglos por muchos avances y sucesos históricos que se hayan producido: somos los mismos vicios y defectos, aunque más o menos refinados. La idea más asocial y de bajeza moral que representa esta idea sería Al Swearengen, el propietario del Saloon principal del pueblo y uno de sus fundadores más antiguos, ya que es capaz de cualquier cosa con tal de sacar un beneficio personal. Al viene a ser el Tony Soprano de la serie y, aunque la estructura de la serie es coral y el desarrollo de las tramas va en cascada, arrastrando unas historias a las otras, sin duda es uno de los pilares que hacen de Deadwood una serie especial.
Es una personalidad digna de estudio: por un lado no tiene ningún escrúpulo en matar y trapichear sus constantes maquinaciones, pero por otro lado sorprenderá a muchos decir que no es para nada el "malo" de la serie. Esa es otra tónica general en la HBO, a parte de la de asesinar a sus personajes sin avisar (lo que hace más realista la historia), el hecho de que no hay "buenos y malos" en sus producciones: prácticamente todos ellos son antihéroes víctimas de las circunstancias y del momento histórico en el que les toca vivir.
De Swearengen se puede hablar largo y tendido pero basta decir que es un superviviente que prefiere hacer padecer los perjuicios al resto de sujetos que le rodean que a sí mismo. A pesar de esto podremos comprobar en muchos momentos que tiene su corazoncito, y nos dejará diálogos para la historia e inteligentísimos en situaciones tan grotescas como cuando está siendo objeto de favores sexuales por sus prostitutas o cuando su interlocutor sea la cabeza arrancada de un jefe indio. Sin duda Al es un auténtico incomprendido. Sus poses en la terraza del Gem serán realmente antológicas, así como sus duelos de miradas con Hearst.

Hay que decir que este personaje existió históricamente en el Far West norteamericano, siendo proxeneta y maltratador de todas sus mujeres (tres matrimonios), representativo de la segunda oleada de inmigrantes que llegaron a Deadwood no para dedicarse a la extracción de oro, sino para ofrecer servicios a los mineros.

El segundo personaje protagonista al que debemos hacer mención es sin duda el Sheriff Seth Bullock, que vendría a representar al caballero blanco de esta historia, un "héroe" con terribles y peligrosos ataques de ira. Viene a ser el justiciero que no tolera el abuso de los débiles, aunque para ello deba aliarse con los bajos fondos de la ciudad y llevar a cabo prácticas de extrema violencia. Es un personaje bastante interesante aunque con una paupérrima evolución si lo comparamos con Swearengen, lo que resulta muy paradógico teniendo en cuenta que le ocurren cientos de desastres. Da la sensación de que su vida está llena de altibajos que pretenden hacer evolucionar el personaje sin conseguirlo, mientras que con Swearengen no ocurre lo mismo, nos cuentan una cotidianedad bañada en sangre, pero con unos monólogos y discursos dignos de ser oídos. Sin duda son personajes completamente diferentes, siendo apeteciblemente histriónico el de Al, lo que condiciona el desarrollo de ambos papeles.

A partir de ahí se pueden escribir muchas páginas y reflexiones del resto de personajes tan interesantes como Calamity Jane (alcohólica empedernida pero el personaje más entrañable de la serie), Wild Bill Hickok (mítico Sheriff y cazarrecompensas de aquellos años) Charlie Utter (inseparable de Wild Bill que acabará siendo ayudante del sheriff y uno de los personajes más simpáticos de la serie), y una lista sin fin de personajes bastante graciosos. Pero creo que merece más la pena detenerse un poco en otros dos puntos fuertes de la serie:

El primero de ellos es la prostituta Trixie, ésta no tiene un reflejo histórico, pero también es un personaje muy rico: evolucionará desde las faldas del prostíbulo de Swearengen hasta independizarse y montar un auténtico escándalo en los últimos capítulos, ejerciendo como motor de la historia en muchas ocasiones. Hablamos de que la serie es una partida de ajedrez de un modo general, pero hay momentos cúlmen que desatan un vendaval de violencia para cambiar la partida y empezar otra muy distinta.
Ella viene a ser un reflejo de Swearengen en mujer aunque de otra forma, es también una superviviente que hace lo que sea necesario para seguir adelante, sin importarle que tenga que vender su cuerpo al tipo que más pague. La diferencia es la empatía que desprende con respecto a los que se sitúan a su alrededor: ya sean sus compañeras de saloon (convirtiéndose en una especie de consejera o madame) ya sea el judío Sol Star, con una relación realmente bonita, todo hay que decirlo.
Posiblemente
sea ese hecho lo que hace que Swearengen tenga una relación amor-odio con ella bastante especial: sabe que es como él pero en una versión mejorada, por eso una parte de él se niega a dejarla marchar mientras que la otra prefiere salvarla porque es consciente de que ella merece la pena (todo ello sin que nadie se percate de que afloran sus sentimientos por supuesto).

El último personaje al que dedicaré un poco más de tiempo es George Hearst, realmente interesante e importante, a pesar de que haga su aparición en la última y tercera temporada. Es un magnate del oro, se dedica a abrir concesiones por todo el territorio y a construir un imperio de influencias y miedo con esas ganancias. Se define a sí mismo como un hombre al que "le habla la tierra" con una mística casi sobrenatural que le hace llevar a cabo importantes negocios. Si aparecen obstáculos en su camino los compra y sino, los liquida. Como imaginaréis habrá un enfrentamiento directo con Swearengen cuando Hearst llegue al pueblo, iniciándose una auténtica partida de ajedrez entre ambos. Engaños, estrategias y movimientos con terceros que acabarán en un baño de sangre, bien es cierto que el final será muy flojo con motivo de la cancelación de la serie.

Quizás deba señalar que es un western sin indios, no es "una de indios" para nada, lo que para algunos puede resultar paradógico o incluso contradictorio. Pero creo que el interés de la serie no es hacer un western clásico, sino una historia ambientada en el lejano oeste centrándose en la idea de la confrontación entre las reglas no escritas de los hombres en estas poblaciones sin ley ni orden y la modernidad que avanzada con paso de gigante, lo que enriquece el género.

Es una serie técnicamente difícil de superar, con un puñado de actores geniales, están perfectamente equilibrados, no hay uno que sobrepase a otro o lo eclipse. Es uno de los pocos casos en que la HBO denigró la serie, ni si quiera afirma actualmente que la serie haya terminado, y parece ser que los motivos por los que se la "cargó" fueron su excesivo coste.

No entiendo cómo pudo ser cancelada una serie de este calibre, sobre todo con la trama final que se iba gestando desde la segunda temporada, aunque es cierto que pierde un poco de ritmo en algunos momentos. Me parece que fue una iniciativa muy original e interesante, y las actuaciones de todos ellos son estupendas, muy al estilo de los Soprano en el oeste. Personajes pintorescos y radicalmente distintos entre sí, que inevitablemente chocan cada dos por tres, y con diálogos muy inteligentes. Se comentó que se iba a trasladar al cine en forma de dos películas, pero parece que fue una propuesta que quedó en el olvido.

Pero ya se sabe que en estos menesteres hay otros intereses ocultos, como la propia serie relata por otro lado.

jueves, 10 de febrero de 2011

Conspiración de silencio (Bad day at black rock)





" Solo se que desde que bajé del tren todo el mundo no hace más que hostilizarme "



La película Conspiración de silencio, que reconozco no haber visto hasta hace un par de días, me ha hecho pensar acerca de la violencia en sociedad, en el día a día más cotidiano, y por eso he decidido colocarla tras La cinta blanca, a pesar de que había otros títulos en la recámara. Creo que puede ser interesante avanzar con algún tipo de conexión entre título y título, aunque probablemente no siempre sea posible. Apuntar que me encanta el título en inglés, un poco con el punto de Un día de furia, mitad eufemismo mitad sarcasmo, no entiendo por qué no lo tradujeron literalmente, aunque quizás pierda gancho para el marketing.

En cualquier caso, nos encontramos en el año 1955 con el director John Sturges, que cuenta con una más que increíble filmografía a sus espaldas (le recordaréis por haber filmado películas tan dispares como La Gran Evasión, Tres sargentos o Duelo de Titanes) en unos tiempos que estos cineastas eran un poco "chicos para todo", lo mismo te hacían una de propaganda sobre la 1º GM, que un western y un musical, por cierto, sin desentonar para nada. En este caso el reparto tampoco deja nada que desear: el genial e inigualable Spencer Tracy, Robert Ryan, un jovencísimo Lee Marvin (que ya apuntaba maneras de matón), así como otro pequeño elenco de secundarios de la época.

La historia gira en torno a un misterioso Tracy que viaja en tren hasta Black Rock, uno de esos pueblecitos a caballo entre el lejano oeste y la modernidad propia de los años siguientes al final de la IIGM, con un punto de olvido por parte de todo aquél que no viva en él desde siempre. Este hombre suscitará las suspicacias de la escasa fauna local, tanto por su enigmática figura como por su templanza. Más tarde descubriremos que es un ex-marine manco, McReedy, que está buscando a un japonés desaparecido desde el ataque nipón sobre la base marítima de Pearl Harbor.

Según avanza el metraje (bastante corto, por cierto) nos meteremos en un ambiente totalmente hostil, de miradas indiscretas, provocaciones sin motivo y mínimas excusas para poder despachar a McReedy por parte de Ryan (el cacique del pueblo) y sus hombres. Enseguida entendemos que el pequeño pueblo está controlado por su mano, desde el doctor hasta el sheriff, y que McReedy no podrá salir tan fácilmente tras descubrir el oscuro secreto que guarda con vergüenza la comunidad.

Volvemos un poco al tema de lo que una sociedad puede hacer sobre sus conciudadanos, en este caso nos movemos con la excusa del racismo, como cataloga la página film affinity a este título, pero creo que nos quedamos un poco cortos si nos detenemos tan solo en esa etiqueta, ya que tiene más que ver con esa civilización que se torna salvajismo, al más puro estilo Defensa o Perros de Paja. Una situación cotidiana que se convierte en decisiones a vida y muerte. En este sentido volvemos un poco a la falta de empatía y valores, a la corrupción de la legalidad, en este caso no desde la educación sino desde el poder y el dinero.

En general me parece una película muy entretenida, aunque con poco que contar. La filmación es estupenda y se exprime muy bien un tema que tampoco da para mucho más, respecto del punto de vista desde el nos cuentan esta historia, de hecho desde el momento en que se destapa el pastel no queda mucho más que relatar. De ahí su escaso metraje, que no llega a 1 hora y media de película lo que, dicho sea de paso, es de agradecer teniendo en cuenta los rellenos a los que últimamente estamos acostumbrados.

Es una película con cierto interés por su reparto, muy bueno, y por su director, que en los primeros 15 o 20 minutos recrea un ambiente asfixiante sin ningún tipo de truco o artificio, aunque más allá de esto tampoco aporta grandes cosas.

Una película entretenida para amantes de Sturges y Spencer Tracy (que es prácticamente toda la película).

jueves, 3 de febrero de 2011

La cinta blanca (Das weisse band)






" Está insinuando una auténtica monstruosidad "




En la anterior entrada nos situábamos en el año 1935 con el estreno de La Kermesse heróica, mientras que hoy viajamos hasta hace un par de años, el 2009, momento en que se estrenó La cinta blanca (The white ribbon) de Michael Haneke.

Esta película alemana rodada en blanco y negro fue un auténtico mazazo a las conciencias europeas al más puro estilo Haneke, director de películas tan perturbadoras como La Pianista o Funny Games, siempre diseccionando la parte más oscura del alma humana y de la violencia en sociedad. El reparto no es muy conocido a nivel internacional, encontramos a Burghart Klaussner (el pastor) que ya trabajara en El lector y en Good Bye Lenin, Rainer Bock (el médido) que trabajó en Malditos Bastardos, Susanne Lothar (la comadrona) que ya repitió con Haneke en La pianista y Funny Games, así como el maestro, Christian Friedel, al que me gustaría destacar entre todos por la grata sorpresa que me ha resultado su interpretación.

Nos encontramos en un pueblo de la Alemania profunda entre 1913-1914, en los albores de la 1º GM, con una sociedad ruralizada al completo que vive entre su miedo al Barón (latifundista que controla económicamente todo el pueblo) y su miedo a la Iglesia (en este caso protestante, representada en la figura del capellán) en una jerarquía cuasi feudalista. En este marco una voz en off, que resultará ser el maestro desde su vejez, nos relatará una serie de extraños sucesos que estremecerán a los habitantes del pueblo, entre accidentes campestres como el sufrido por el doctor al tropezar su caballo con un cable colocado a propósito en el camino, y torturas que padecerán algunos niños de la comunidad.

La cinta blanca es el símbolo de la pureza, la inocencia de la infancia que los adultos pretenden preservar por encima de todo, sin ser conscientes, no ya de que esos mismos actos y ellos están destruyéndola, sino de que las miradas que todos muestran a lo largo de la película nos reflejan la maldad más primitiva. Esa que no necesita de motivaciones o compensaciones, sino que aflora sin mayor motivo que el poder hacerlo. Ese es uno de los grandos temas recurrentes en la filmografía de Haneke, como aquellos dos educados psicópatas de Funny Games que aterrorizan a la familia sin mayor motivo que el hecho de poder hacerlo.

Desde pronto nos daremos cuenta de dos cuestiones: la primera de ellas es el retrato que nos hace Haneke sobre esa cultura de educar con sangre. La represión por encima de todo y a todos los niveles, emocional, cultural, sexual, etc. Los niños son las principales víctimas de esos maltratos, físicos y psíquicos. La segunda cuestión es el verdadero reflejo de esa comunidad, la familia del pastor. Niños asustados por su padre, castigados severamente, atados a sus camas por sufrir "las tentaciones de la carne", y una serie de padecimientos que desencadenarán auténticos trastornos, y es que estos niños sin ningún ápice de bondad o empatía serán algún día adultos, en este caso coincidiendo con uno de los peores momentos que afrontarán el mundo y Alemania.

Haneke es un director difícil de seguir, con una historia terriblemente densa en muchos momentos, agudizado por el blanco y negro que domina la cinta. Además de esto, pocas circunstancias en las historias de Haneke surgen sin premeditación, y el período histórico en el que nos encontramos menos aún, son ellos los que elegirán el rumbo de los acontecimientos. Esa es la gran crítica de Haneke dirigda hacia la sociedad, en concreto las familias, los adultos que con sus perversiones y abusos dan forma a unas pequeñas bestias que estarán a punto de destruir el mundo en los años venideros.

Creo que la película tiene puntos débiles, entre ellos el excesivo y lento metraje para finalmente dejar algunos cabos sueltos. Me hubiese gustado mucho ver que ocurre cuando la comadrona llega a la comisaría en la ciudad, la reacción del pastor con sus hijos cuando tiene la reunión con el maestro, o un mayor desarrollo de algunos personajes. Creo que es un verdadero problema por el hecho de no llegar a empatizar con ninguno de ellos: todos son presentados con esa frialdad mecánica a la que nos tiene acostumbrados el cine germano. En ese sentido personalmente disfruto mucho más los films que dejan llevarse más por la pasión y las emociones, al estilo de También la lluvia, Amores perros, etc. Aunque bien es verdad que esa frialdad acentúa un mensaje que se te mete en los huesos poniéndote los pelos de punta y que el hecho de que quisiera saber mucho más sobre estos personajes, sobre la historia, es una prueba irrefutable de que me gustó la historia y me enganchó.

Es curioso, al hilo de ese futuro tan devastador, que los crímenes y accidentes rituales recaen generalmente sobre los débiles de esta sociedad, dejando paso a los más fuertes: el bebé que coge una hipotermia al quedarse abierta su ventana, el pájaro decapitado, y no olvidemos las torturas que sufren el hijo del barón, sensible a la música, o el de la comadrona, que tiene un retraso mental. Parece claro la línea de castigo que se pretende imponer entre un sector de esa comunidad, y siempre vemos a los niños que sobrevuelan el escenario como buitres a la espera. Estas dos circunstancias tampoco son colaterales a la historia, sino perfectamente premeditadas por el director y el guión.

Podríamos resumir esta historia como una mezcla entre Novecento y Quién puede matar a un niño, con la radiografía propia del Haneke sobre la maldad humana en su expresión más pura. Una película muy recomendable pero no para todo tipo de público.

La Kermesse heróica (La Kermesse Héroique)





" Ni el infierno es comparable con la furia española "



Pasamos a analizar la película francesa La Kermesse heroica del año 1935, que fue dirigida por Jacques Freyder y protagonizada por Françoise Rosay y Jean Murat entre otros. Está filmada en blanco y negro y es realmente moderna para su época, tanto por su mensaje como por el guión y realización de la cinta.

Nada más comenzar se nos presentará la ficticia aldea flamenca (nos encontramos en 1616 en Flandes, momento en que se encuentra bajo dominación española) en un tiempo anterior a las sublevaciones contra la Corona española, por diversos motivos, aunque fundamentalmente religiosos. Ya desde pronto veremos que son importantes los planos largos y generales, donde se ven numerosos personajes pero en todo momento la cámara se centra o da prioridad al personaje que sea básico para ese momento narrativo de la historia.

Llegamos a un pueblo que se prepara para celebrar una Kermesse, una festividad local, por lo que todos se preparan para el acontecimiento: tanto un grupo de soldados del pueblo que (intentan) aprender a usar el arcabuz, como los jerifaltes de la villa (con el Burgomaestre a la cabeza) que están siendo retratados por un pintor a lo Reubens. Ya desde estas imágenes vemos el tono cómico y satírico que dominará toda la película, pero sin caer en el absurdo, lo que sin duda es uno de los motivos por los que se constituye en un título indispensable para los amantes del cine francés. En estos momentos descubriremos la subtrama de la cinta, por la cual la hija del Burgomaestre quiere casarse con el pintor del cuadro, y no con el pretendiente elegido por su padre (más por motivos económicos que por otra cosa, aunque la cinta dulcifica mucho estas cuestiones que a la vez critica, lo que es a su vez tónica general de toda la historia).

En estas estamos cuando aparecen dos emisarios arrasando con todo lo que pillan a su paso, con pintas realmente curiosas, para anunciar la próxima llegada del Conde-Duque de Olivares, tristemente conocido en esta zona de Europa, para pasar escala en su viaje por Flandes, junto con toda su corte y guardia personal (integrada por los, no menos tristemente conocidos, Tercios). De modo que todos los hombres que hay en la aldea huirán horrorizados a esconderse en las casas rezando porque la comitiva pase de largo.

Pero no todo el pueblo decide esconderse. Las mujeres, y en especial las de los jerifaltes, decidirán tomar las riendas de la situación y continuar con los preparativos del festejo, así como recibir a la comitiva hispánica y ejercer como buenos anfitriones. Una imagen fundamental de la crítica de la película me parece que sería la llegada del carromato de la que se bajan el Conde-Duque, el enano bufón y el capellán con aires inquisidores, magnífico e inteligente reflejo de lo que era España en aquellos tiempos. Es una imagen que resumiría extensas líneas de datos que yo pueda aportar al respecto, poder político y religioso unidos en el gobierno, para dedicarse más a divertirse en la Corte, que a buscar soluciones.

Es una película muy sorprendente por muchos motivos: lo primero de todo que la imagen de los Tercios es muy, y resalto el muy , dulce comparada con lo que ocurrió en la realidad. No olvidemos la famosa "leyenda negra" española, que no hizo sino hacerse justicia durante la ocupación flamenca. Probablemente tuvo más reflejo con la realidad las tenebrosas imágenes que se muestran al principio del film narradas por uno de los jerifaltes del pueblo sobre lo que ocurrirá con la llegada de las tropas imperiales.

Pero ya estamos olvidando que esta es una comedia de tintes dramáticos, los pocos, y que no está buscando verosimilitud histórica, que ya está consiguiendo, por cierto, con la excelente ambientación, la vestimenta (nunca he visto un vestuario tan evocador de este tiempo barroco) y los geniales escenarios que solo pueden haber sido sacados de esos pueblecitos holandeses que tantas alegrías nos dan a los que vamos, o hemos ido, de turisteo.

Siguiendo con la cinta, tiene puntos buenísimos, como el tabernero que no quiere saber nada de estos soldados para luego comprobar que está haciendo su agosto particular, o las mujeres que se meten en las habitaciones de capitanes y sargentos, la costurera que se apresura sobre los brazos del teniente, pero no sobre los de su marido. Tampoco es de desdeñar la representación del capellán, magnífica en todos los sentidos: esa doble moral, cínica e hipócrita que ha caracterizado, desgraciadamente, a grandes sectores católicos a lo largo de la Historia. Los únicos errores que yo aprecio de guión son dos pequeñas erratas: por un lado, la hombrera que la mujer se presta a coser es la situada en el hombro derecho del capitán, mientras que posteriormente se encuentra en la izquierda. El segundo sería en el propio capellán, cuando al principio bebe vino tinto, pero luego alega que solo bebe blanco. Pequeñeces sin importancia.

Como ya habéis advertido, hay una clara crítica implícita en la cinta sobre la igualdad de la mujer, pero no olvidemos la homosexualidad latente en uno de los jerifaltes y un teniente español, que no se dedican a otra cosa sino a hacer punto de cruz mientras el resto se divierte en la taberna, otro de los puntos fuertes de la película.

En definitiva, una muy buena cinta, agradable de ver, con buenas interpretaciones y una historia divertida.

martes, 1 de febrero de 2011

Cromwell





" Todo aquél que empieza una guerra cree a Dios de su parte, mientras Dios se pregunta quién está en su bando "



Nos encontramos en el Siglo XVII para analizar el título que lleva por nombre "Cromwell" en alusión al parlamentario inglés Oliver Cromwell, que elevó la forma del parlamentarismo inglés hasta su máxima expresión en conflicto directo contra el Rey Carlos I de los Estuardo. La película está dirigida por Ken Hugehs y protagonizada por Richard Harris y Alec Guiness, entre otros muchos actores de primera y segunda fila en la época en que se rodó el film, el año 1970.

Nos encontramos en 1640, la historia llegará hasta 1653, y los primeros fotogramas muestran a dos caballeros que avanzan por tierras de labranza para hablar con un imponente campesino. Al girarse a la cámara descubrimos que estos tres hombres son miembros del Parlamento inglés, sin otro objetivo que obligar al Rey Carlos I de Estuardo a firmar una serie de peticiones con el fin de acabar con la arbitrariedad de su reinado. Asistiremos a una verdadera partida de ajedrez diplomático entre Parlamento y Corona, con relaciones insostenibles que desembocarán en la Guerra Civil inglesa, enfrentando a un ejército del Parlamento dirigido por Cromwell, contra las fuerzas del mismísimo Rey.

Los hechos, como todos sabréis, son históricos, nos encontramos en unos momentos que significarán el canto del cisne del Antiguo Régimen y de las Monarquías Absolutas, quizás siendo el ejemplo del parlamentarismo inglés un pequeño aperitivo de lo que se desatará posteriormente en la Revolución Francesa. Porque ambos acontecimientos significarán dos modelos políticos de entender la vida: en uno de ellos, el parlamentarismo, se defenderá la existencia de una Cámara de representación del pueblo que ostentará los poderes de Gobierno. En el otro, el presidencialismo (modelo propio de los EEUU), que defenderá la prevalencia de una figura al frente del Estado sobre cualquier otra instancia, en este caso es una variante de la Monarquía, pero evidentemente más democrática.

Asistimos al encontronazo entre esta idea y la Monarquía inglesa imperante en ese momento, que no puede hacerse a la idea de tener que delegar gran parte de sus funciones en el Parlamento. A esto hay que sumar los conflictos religiosos y económicos que vivía el país: en primer lugar, el Rey se había casado con una princesa francesa católica, lo que no sentaba demasiado bien entre los protestantes Cromwellianos, y mantenía relaciones con los católicos irlandeses y los rebeldes escoceses, lo que será motivo para llevarlo a juicio por traición a la nación.

Porque asistimos a un cambio fundamental para la Historia: la aparición del término nación. El poder lo ostenta la nación, sobre una estructura estatal. Y...¿quién es la nación? posteriormente las Monarquías Absolutas se reciclarán en el llamado Despotismo Ilustrado, para poner al Rey a ese nivel, pero surgirá una revolución burguesa que negará estos hechos. Porque dirá que la nación debe residir en aquellos que tienen intereses en defenderla, y ¿quiénes tienen mayores intereses que aquellos que ostentan propiedades?, exacto, hablamos de los burgueses. Estos serán los que ostenten el poder derivado de la nación. Y lo ostentarán en una cámara de representación en la que se adopten decisiones políticas mediante un debate racional, en este caso el sufragio sería censitario (solo estaban censados aquellos que tenían propiedades).

Todo este contexto histórico está perfectamente reflejado en la película: tenemos en un mismo parlamento desde latifundistas y propietarios de tierras hasta lores y condes, como Manchester o Essex, así como también a los personajes que posteriormente adoptarán cargos militares para dirigir al Ejército del Parlamento. También vemos en todo momento las tensiones religiosas, con esos guiños católicos que el Rey pretende incluir, instigado por la Reina, en las iglesias protestantes, así como la reacción de Cromwell ante esto.

La interpretación de todo el reparto es brillante, y la ambientación y estilismo son sublimes, de hecho ganó el Oscar en esta categoría del año 1971, aunque perfectamente podría haber tenido una mayor repercusión en este sentido, pues creo que es una película muy entretenida, con muchísimo ritmo, y con una actuación impresionante de Harris, aunque un poco histriónico todo hay que decirlo.

Con todo, parece que el retrato del personaje es muy acertado en muchos aspectos: un tipo sin escrúpulos, capaz de hacer cualquier cosa por sus ideales (sacrifica a sus hombres, a sus capitanes, a sus hijos, su propia vida), un extremista religioso que posteriormente hará una campaña en Irlanda, siendo hoy en día una cuestión todavía debatida sobre la crudeza y prácticas sanguinarias cometidas allí. Al parecer son auténticas tropelías, llegando algunos a querer calificarlo de genocida, aunque puede que esto resultase excesivo. Esto será totalmente taponado en la cinta, en este sentido sí se hace un ensalzamiento del personaje como un hombre que aligeró el absolutismo en el país y que lo llevó a cotas de modernidad realmente importantes, por lo que hay que poner todo en la balanza.

La película finaliza cuando comienza su reinado, con una solemne voz en off que nos advierte de todos los logros conseguidos por este hombre. Lo cierto es que sí podemos criticar su posterior acción contra el propio Parlamento, disolviéndolo gracias al Ejército que todavía le es fiel, dado que considera que los parlamentarios se han vuelto corruptos e ineptos (tal como actúan), sin hacer nada por el pueblo. Parte de razón no le falta, pero no es menos cierto que a consecuencia de esto la historiografía siempre se ha dividido entre aquellos que le consideran un héroe nacional, y los que le consideran un dictador regicida, que acabó con un tirano para instaurar a otro en su persona.

En cualquier caso, una muy buena película, de esas que ya no se hacen.