Listado de películas por orden alfabético

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viernes, 30 de diciembre de 2011

El topo (Tinker, Taylor, Soldier, Spy)




" Llegué a ser alguien "



Es ya costumbre en este blog dedicarle la entrada del último día del año (son 3 los que llevamos en esta aventura por la red) al género negro en su vertiente más moderna. Primero lo fue Uno de los nuestros, después vendría Un Profeta, y ahora viajaremos al Circus con un pequeño homenaje al mejor cine de espías moderno que se ha podido realizar desde hace muchos años. Estamos hablando de El topo, adaptación que Thomas Alfredson realiza sobre la obra homónima de John Le Carré, con un autocontenido Gary Oldman en la piel del agente secreto George Smiley.
Esta vez corre a cargo del actor y director sueco que recordaremos por su reciente thriller de terror Déjame entrar, donde ya se podía entrever algún elemento interesante. Ha realizado otras películas suecas sin mayor relevancia a nivel internacional. Alfredson pretenderá demostrar que es capaz de adaptar al autor inglés de novelas de espionaje por excelencia, con tramas, escenarios y personajes tópicamente ingleses, como lo son todos aquellos protagonistas de las novelas de Le Carré. Y lo cieto es que lo consigue, es sorprendente el resultado final, cómo un sujeto tan ajeno al mundo british ha conseguido realizar una película que despide un olor británico por todos sus poros. Es una tarea la de la dirección que ha conseguido hacer una película de autor, muy cercana en algunos aspectos al arte y ensayo (como también lo era La vida de los otros) pero sin dejarse llevar por excesos de monotonía, sino dejando paso también al buen ritmo de la historia.

En esta tarea Alfredson se rodeará, muy inteligentemente, de la plana mayor de los posiblemente más grandes actores ingleses vivos: Gary Oldman (Smiley), Colin Firth (Bill Haydon), John Hurt (Control) , Toby Jones (Percy Alleline), Mark Strong (Jim Prideaux /Ellis), Tom Hardy (Ricky Tarr) Ciarán Hinds (Roy Bland) y Benedict Cumberbatch (Peter Guillam). Todos ellos son los grandes del momento o futuras promesas que se definen como lo más granado de las islas, con permiso del genial Geoffrey Rush.

La película adapta la novela Tinker, Taylor, Soldier, Spy, que el escritor inglés John Le Carré escribiera en los años 70 para presentarnos las peripecias del espía del MI-6 George Smiley y su combate personal contra Karla, el líder del KGB soviético. En este caso asistiremos a un duelo de inteligencia, una partida de ajedrez entre Smiley y Karla (en la sombra), por el cual se emprende la caza de un topo soviético en las mismísimas altas esferas del Circus (el servicio secreto británico). Uno ha visto muchas historias de espionaje, especialmente en el cine, y creo que El topo es la mejor recreación de lo que tiene que ser ese mundo en la realidad. Esto no es ningún mérito especialmente de Alfredson, ya que Le Carré precisamente se ha caracterizado por eso, por el realismo que impregna sus historias. Historias llenas de personajes fríos, amorales, muy poco espectaculares, son más oficinistas que superhéroes al estilo 007, como bien interpreta Gary Oldman. Todo ello se ha plasmado a la perfección en la película, con unos escenarios fríos, oscuros, opacos, en los que el Circus parece más bien un almacén de una gran industria que el centro de inteligencia inglés. A este respecto hay que recordar que Le Carré fue un espía que utilizó ese pseudónimo para presentar sus novelas.

El escritor comenzó su andadura con Llamada para el muerto, primera de las 5 obras que protagoniza el agente George Smiley, aunque el núcleo duro de George viene a ser lo que se ha dado en conocer como "La trilogía de Smiley": El topo, El honorable colegial y La gente de Smiley, centrándose en el enfrentamiento con el KGB de Karla. Para los amantes del personaje y del escritor, el hecho de que Le Carré decidiese abandonar sus historias sobre la Guerra Fría y el espionaje fue un duro golpe, dejando posteriormente un buen escritor, un buen contador de historias, pero que nunca ha llegado a retomar el nivel que alcanzó con Smiley o con El espía que surgió del frío. A partir de este momento decidirá dedicarse a otros temas conflictivos y adaptados a la situación del mundo actual: especialmente en el tema de África con La Canción de los misioneros o El jardinero fiel, esta última auténtica obra maestra, tocando temas sobre farmacéuticas corruptas que trafican y experimentan con medicamentos en África o sobre sociedades secretas que tejen golpes de Estado en el Congo para hacerse con las minas de diamantes. También habla sobre el crimen organizado en su vertiente de tráfico y blanqueo de capitales, desde las mafias de Europa del Este hasta las auditorías afincadas en Londres. Todo ello deja entrever una personalidad liberal, más bien de izquierdas, muy combativo y muy frecuentemente se le ha visto en manifestaciones progresistas. Vendría a ser el extremo opuesto a Frederick Forsyth.

Sobre agentes secretos, y volviendo a la pantalla grande, hay que decir que Le Carré y este Topo, son posiblemente los acercamientos más sinceros con el mundo del espionaje. Jason Bourne, James Bond, Harry Palmer, etc son mucho más espectaculares que Smiley. Éste último parece más bien un oficinista, bajo, rechoncho, cornudo, frío, gris, imperceptible en sus gestos, un hombre que puede perderse en la multitud sin mayores problemas.

Sin mucho más que añadir, es una buena forma de disfrutar del buen cine de espías, con grandísimos actores (por favor intentad verla en VOS para oir las voces de John Hurt y Gary Oldman) y una muy buena ambientación que no os decepcionará.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Algunos hombres buenos (A few good man)




" No tenéis ni idea de cómo defender ésta nación "



Siguiendo la estela de El motín del Caine, nos vamos a deslizar por otro Consejo de Guerra, pero esta vez se trata de uno acaecido en el año 1992 con una de las muchas presentaciones del que sería el actor del cine de acción moderno por excelencia, Tom Cruise, ayudado de algunos nombres secundarios que han hecho de eso de levantar películas como quien no quiere la cosa todo un arte, gente como Kevin Bacon, Jack Nicholson, Demi Moore (en su buena época) o Kiefer Sutherland. Estos nombres, y otros menos conocidos, se pondrán a disposición de Rob Reiner (director de películas como Misery o la ochentera Cuenta Conmigo) para llevar a cabo el thriller judicial militar, categoría que a estas alturas podría convertirse en un género propio perfectamente, Algunos hombres buenos. Con estos datos se presenta una entrada por lo menos interesante, pero si todavía no estáis convencidos del todo vamos a darle un pequeño empujón señalando que el guión fue realizado por el guionista, productor y director Aaron Sorkin, creador de la inmejorable e inigualable El Ala Oeste de la Casa Blanca.

Nos situamos en la Bahía de Guantánamo, Cuba, cuando dos marines destinados en la base militar norteamericana deciden aplicar un castigo disciplinario a un compañero fuera de las normas, lo que es vulgarmente conocido como "Código Rojo". A resultas de éste castigo el marine muere horas después tras ser ingresado en el hospital militar. Consecuencias de estos hechos serán la formación de un Consejo de Guerra contra el cabo y el soldado de infantería que llevaron a cabo el castigo, y la designación de Cruise y Moore como abogados defensores de la Marina. Según avancen las investigaciones se valorará el grado de intervención que recae sobre los hombros del Coronel Jessup (Nicholson), así como las consecuencias del principio de obediencia dentro del estamento militar.

Realmente la película no sólo toma el modelo de El motín del Caine sino que estructura la espina dorsal de la historia con base en unos puntos reconocibles. Hay unos acontecimientos extraordinarios que conllevan unas sanciones, posteriormente un juicio militar en el que se pretende valorar la responsabilidad de los oficiales al mando, de aquí partimos hacia los principios de jerarquía y obediencia militar, más estrechamente sobre sus implicaciones llevado a las últimas consecuencias, para acabar finalmente con una moralina que la cinta pretende legar. A este respecto, si en la cinta de Bogart la moralina nos la comentaba José Ferrer, en este caso será el acusado Cabo 1º Dowson.

El desarrollo de la historia será el típico de otros thrillers legales con el Ejército como telón de fondo, como hicieron posteriormente Reglas de Compromiso, La hija del General o En honor a la verdad, con la salvedad de que la primera en hacerlo ambientándolo en conflictos contemporáneos es la presente de Reiner, por ello genera cierto interés. Son thrillers que mezclan el género propio de los Juzgados y Tribunales con el contexto de la diciplina militar, de hecho la mayoría basan sus historias en dicho principio y el choque que se produce al entrar en la sociedad civil por vía de unos hechos delictivos, así como con aspectos de cine negro como son la investigación y posibles coacciones que sufran los protagonistas. De ahí que adquiera algunas características del cine detectivesco.

En conjunto, no es una mala película, de aprobado o un 6 de media, pero no llegará a ser recordada como un referente de nada, pues le falta todavía para alcanzar a su antecesora. Buenos actores, interpretaciones normalitas, una historia interesante, pero niguno de sus elementos alcanzan el calificativo de "notable" o "excelente".
Además, el verdadero problema que yo le encuentro es que, el momento más esperado de todo el metraje, el duelo Cruise-Nicholson, tampoco alcanza las dimensiones que se propone y haciendo aguas por todas partes (un cara a cara bastante corto y flojillo), en cualquier caso superado por la acutación de Bogart, a pesar de contar con un genial Nicholson, todo hay que decirlo.

viernes, 9 de diciembre de 2011

El motín del Caine (The Caine Mutiny)




" Dígale a la tripulación que hay 4 maneras de hacer las cosas: la correcta, la incorrecta, la de la Marina y la mía. Si lo hacen a mi manera no habrá ningún problema "



Tengo que reconocer que hay multitud clásicos que debo revisar, y uno de ellos era El motín del Caine. El resultado, tras 120 minutos de metraje, ha sido encontrarme con una de las mejores, si no la mejor, película que he visto nunca. Y con la mejor actuación de ese solitario y extraño Humphrey Bogart, diría incluso más aún, ha sido nuestra reconciliación tras numerosas películas en las que sí, se puede decir que destacaba, pero no acababa de convencerme del todo la razón de esa leyenda. Tras ver El motín del Caine, me ha ganado totalmente para la causa.

Nos encontramos en el año 1954 cuando el citado Bogart, Fred MacMurray y José Ferrer, entre otros, se ponen a las órdenes de Edward Dmytryck, director canadiense muy perjudicado por la Caza de Brujas, bajo la protección del polifacético, y posteriormente gran guionista, Stanley Kramer. La película sería la adaptación de un best-seller de la época y, aunque finalmente no logró un verdadero reconocimiento en cuanto a premios se refiere (no ganó ningún Oscar pese a contar con numerosas nominaciones) lo cierto es que ha conseguido ser considerada un auténtico clásico, un exponente del cine bélico "moderno" en el año 54 (en plena Guerra Fría), y una cinta bastante representativa de los "años felices" de Hollywood.

La historia nos deparará a viajar con la tripulación del U.S.S Caine, un dragaminas norteamericano destinado a realizar maniobras durante la II GM, con una tripulación apática y un capitán con poco respeto por las normas. Esta situación cambia radicalmente con la llegada de Phillipe Queeg (Bogart), nuevo capitán al mando del barco que aplicará un férreo régimen de disciplina e impondrá a rajatabla toda normativa de la Marina. El shock será mayúsculo entre la tripulación, situación cada vez más insostenible, sucediéndose episodios absolutamente surrealistas que harán valorar a un sector de los oficiales la posible demencia del capitán Queeg. Finalmente, durante unas maniobras se desatará un tifón que llevará a dos oficiales a relevar del mando al capitán Queeg, ante su evidente incapacidad para dominar la situación, esperándoles un Consejo de Guerra una vez logran llegar a puerto.
El Tribunal sentenciador será el cúlmen del clímax de la cinta, un ritmo que en todo momento va creciendo sin perder un ápice de fuerza. Es curioso también el hecho de que durante 1 hora 40 minutos lo que estamos esperando realmente es el estallido que se produce finalmente en el juicio, con la GENIAL interpretación de Bogart.

Datos a tener en cuenta de la película:

El primero de ellos sería su calificación como una cinta bélica atípica, ya que nos encontramos con una típica historia de la II GM en la que hay pocas escenas de guerra, propiamente dichas, la mayoría son maniobras o misiones de escolta, en las que se entremezclan imágenes reales. Además, la cinta se basa en un fuerte componente psicológico: la relación entre oficiales y subordinados, hasta qué punto puede llevar el principio de obediencia al oficial al mando, cómo se puede apartar a un mando de sus funciones cuando no está en sus plenas facultades, etc.

Además, el elenco de actores nos dejarán actuaciones para enmarcar y guardar en el recuerdo, especialmente la de un Bogart paranoico, huidizo, esquivo en algunas situaciones, sinuoso, al que vemos perder los nervios con una mirada perdida y unas inquietantes bolitas de metal entre sus manos. Es increíble que no ganara el Oscar a la mejor interpretación, interesante también por el cambio de registro de tipo duro al que estamos acostumbrados a verle. Tampoco hay que olvidar a un magnífico Fred MacMurray como un tipo traicionero, el típico trepa que podemos encontrar fácilmente en nuestro entorno más próximo, el amigo que te apuñala por la espalda. Y por último, el menos lucido pero fundamental para la historia, José Ferrer, como abogado de la Armada. Es fundamental para la historia, pero ya explicaremos el porqué.

También señalar, como otro elemento atípico de la cinta, el elemento de crítica encubierta que hay tras las imágenes. Fue muy difícil que el Departamento de Defensa aceptase dar su apoyo a esta película: el tipo de historia y el momento histórico en que nos situamos (1954 períodos duros de tensiones en el conflicto), hacían difícil que dieran su brazo a torcero. Realmente esto se consigue con unas palabras al inicio de la cinta, que niegan rotundamente la veracidad de los hechos que se nos cuentan, y unas palabras al final de la cinta, que extraen la falsa conclusión de una oda a la "gran" Marina norteamericana. Realmente tras esas palabras se esconde una clara crítica al sistema militar basado en el principio de obediencia, a un sistema y un Tribunal que defienden hasta las últimas consecuencias a un hombre enfermo que supone un peligro público real, dadas las tareas que se le encomiendan.

Para finalizar, me gustaría volver sobre el tema de José Ferrer, al que considero clave para la película. Porque sin ese final en la cena de oficiales, acabaríamos sacando unas conclusiones distintas, probablemente parciales, de la historia que nos han contado. Y es que Ferrer nos abre los ojos con su embriaguez, y nos presenta a todos los culpables de los hechos que se producen en el USS Caine.

Sin más, una de las grandes películas de la Industria.

viernes, 18 de noviembre de 2011

The killing





" El descenso de Orfeo "



Hace unos días terminé de ver el nuevo producto que AMC lanzó al mercado allá por el mes de septiembre con una curiosa y magnética publicidad, ya que estaba inspirada (o algo más) en la mítica serie de culto Twin Peaks, poblando de carteles y publicidad con la cara de una chica y una inquietante frase debajo escrita en letras color rojo " ¿Quién mató a Rosie Larrsen?". La verdad que la cadena se ha puesto las pilas en esto de las series, recordar que es la encargada de llevar a cabo las temporadas de The Walking Dead, y es posiblemente, junto con Fx, la principal competidora de HBO en norteamerica. Sus historias tienen un tono diferente a las de los productos HBO, posiblemente mucho menos originales, pero lo cierto es que la fórmula de momento les funciona.

Nos situamos en la oscura, bizarra y lluviosa ciudad de Seattle, que ya acogiera entre sus calles las historias del Doctor Frasier Crane, para ahora contener a un peligroso asesino. En el maletero de un coche arrojado a un lago aparece el cadáver de la joven Rosie Larrsen, mientras su familia vuelve loca a la policía y conocidos para lograr encontrarla. Tras una aproximación a la investigación del vehículo, éste resulta estar adscrito a los coches de la campaña que el aspirante a alcalde Darren Richmond ha contratado. Esto no hará sino complicarse aún más en los episodios que se irán sucediendo. Serán los detectives Sarah Linden y Stephen Holder quienes deberán resolver el entuerto y encontrar al sádico asesino de Rosie luchando entre burocracia, redes islámicas, prostitución y un sin fin de trabas que los notables de la ciudad les pondrán en su camino.

Lo cierto es que la serie adapta una historia previa danesa, que cuenta exactamente lo mismo pero con un final distinto. El que esto escribe ha podido ver ambas y la verdad es que me gusta mucho más el simbolismo y misticismo de la versión USA que la original, está bastante mejor ambientada en la oscuridad de Seattle. A pesar de esto, hay que apuntar que la original es mucho más realista, una investigación en toda regla que se desarrolla muy poco a poco, no se sacan personajes ni situaciones de la manga, sino que todo es consecuencia lógica de un largo proceso de investigación. Un elemento decisivo son los personajes, mucho más cercanos a nosotros los planteados por la americana que los nórdicos de la danesa. Con todo, merece la pena ver ambas para compararlas, pero creo que me quedo con los yankees.

El planteamiento en realidad es muy simple: aplicar la fórmula Twin Peaks, tomando de paso una historia cuyo éxito ya se ha comprobado en Europa, pero adaptándolo a los cánones del mundo contemporáneo que nos toca vivir. Así, tendremos el asesinato de una chica jóven, quinceañera, y un gran número (quizás excesivo en ocasiones) de capítulos en los que veremos el sufrimiento de la familia. Está especialmente bien retratado el modo en que los padres asumen la muerte de un hijo, bien distinto en cada progenitor, y cómo entienden que todavía tienen 2 hijos más a su cargo a los que deben sacar adelante.
Se adapta a nuestros días en el sentido de que toca determinados temas, por ejemplo los sospechosos en un principio son los compañeros de clase de Rosie, que ahora visten y se comportan de un modo muy distinto al que lo hacían los "rebeldes" en Twin Peaks, seguidamente el punto de mira se pone en los profesores, introducirán cuestiones relacionadas con redes islamistas y también con la campaña política.

Otro punto que me encanta sobre el tratamiento de la historia y los personajes es su oscuridad, o su sordidez, que remiten mucho al Hard-Boiled americano de Hammet o Ellroy, e incluso al más actual Tartain Noire de Ian Rankin o David Peace, con ambientes lúgubres en los que se citan camellos, prostitutas, policías con los mismos vicios que los delincuentes que persiguen, la ciudad acaba convirtiéndose en una auténtica jungla de asfalto en la que hay que pelear para no perecer en el día a día. Precisamente pienso que la original danesa carece de esa sordidez, está más realizada al puro estilo nórdico, lo que le hace perder enteros. Es evidente que en este tipo de historias los americanos e ingleses tienen muchas más tablas (por algo crearon el género).

domingo, 6 de noviembre de 2011

El secuestro de Bunny Lake (Bunny Lake is missing)





" Espero que puedan dormir tranquilas, ahora que ya existen "



Hace un par de años pude ver una producción desconocida para mi, de un director hasta cierto punto también desconocido en mi memoria visual en un primer momento, pues cuando me dispuse a valorar su filmografía me di cuenta de la calidad de sus obras, no es otro sino Otto Preminguer, y la película que analizamos es la llamada El rapto de Bunny Lake. Es relativamente desconocida entre los clásicos del cine negro, del año 65 y filmada en blanco y negro. Está protagonizada por el genial Laurence Olivier, la bella Carol Lynley y Keir Dullea, entre otros.

La película nos cuenta una historia realmente inquietante: una mujer que acaba de mudarse con su hermano y su hija a Inglaterra, va a buscar a su hija a la guardería encontrándose con que la pequeña ha desaparecido. Todo es más extraño cuando en la guardería no saben absolutamente nada de la niña ni de la madre. Intervendrá el inspector de policía interpretado por Olivier (una vez más da una clase magistral de interpretación sin despeinarse ni ser uno de los principales del film) que investigará los sucesos planteándose si la señora Lake no sufrirá de alguna paranoia, o si la niña en realidad no existe y no es más que producto de su imaginación.

Si tuviese que encuadrar la película en algún género sería el del thriller psicológico, en el que nos planteamos si lo que vemos es real o ficticio, al más puro estilo Hitchcock. De hecho, toda la película está llena de sus influencias, de principio a fin. La forma de contar la historia con los planos, los diálogos ingeniosos entre todos los personajes hace que nos acordemos de films como Laura (del propio Preminger), La mujer del cuadro o La sombra de una duda.
Ya sabéis todos que mi punto débil es el cine clásico, pero creo realmente que el blanco y negro le da una fuerza tremenda a esta película, siendo todo mucho más sombrío e inquietante.

La historia se complica cada vez más cuando vemos que las contradicciones se suceden por todas partes, no hay ni un solo personaje libre de sospecha, y llegamos a plantearnos si la pequeña Bunny existe realmente.

Vemos el gusto del director por los planos largos (como el seguimiento que se hace a la señora Lake por las escaleras hasta llegar a la clase de los niños de 4º, para luego retroceder con ella) y por las puestas en escena muy trabajadas. El desarrollo de los personajes es simplemente fantástico, la evoluación es impresionante, incluso podría decirse que se produce una quijotización entre los dos hermanos, cambiando sus caracteres.
Además, creo que es de obligada reseña la modernidad de la historia y el film para el momento en que fue filmado: es una historia que después se ha repetido hasta la saciedad, y no siempre con los mismos resultados.

No hay mucho más que decir de este título, salvo que os lo recomiendo de obligado visionado para los amantes del cine negro y Hitchcockiano.

viernes, 4 de noviembre de 2011

23-F




" Ni está, ni se le espera"


Hace tiempo tuve la oportunidad de ver en televisión, en su momento no me llamó la atención para acercarme al cine, la película 23-F, realizada con motivo del aniversario de los tristes hechos que se dieron lugar el 23 de Febrero de 1981. La dirección corre a cargo de Chema de la Peña, y el elenco está poblado por caras muy conocidas para el cine y series españolas entre las que cabe destacar la actuación de Paco Tous (el Teniente de la Guardia Civil Antonio Tejero), Juan Diego (el General Armada) y Fernando Cayo (el rey Juan Carlos de Borbón).

La película narra los acontecimientos ocurridos entre el 23 y 24 de febrero, momento en que tuvo lugar la toma del Congreso de los Diputados por parte del Teniente de la Guardia Civil Antonio Tejero, aprehendiendo como rehenes a los diputados y personal funcionarial de la Cámara. Durante largas horas el Congreso fue sitiado por fuerzas policiales a la espera de la rendición de Tejero. Éste, por su parte, esperaba la llegada de fuerzas militares afines al golpe que debían salir de diversas ciudades españoles, por ejemplo la Acorazada Brunete en Madrid, o los tanques en levante. Finalmente, sólo Jaime Milans del Bosch sacó los tanques en Valencia. Nos mostrará estos hechos con un tono cuasi-documental, intercalando escenas reales con recreaciones de los actores antes citados. Para ello utiliza los casi 35 minutos de grabación que el archivo de TVE guarda bajo llave, los testimonios de las cámaras que no pudieron ser apagadas ni destruidas por los golpistas, por lo que le da a la película un aire bastante histórico.

Todo se desarrolla muy rápido: vemos a Tejero preparándose en su casa junto a su hija, los autobuses que salen de Campamento con todos los guardias civiles rebeldes (a pesar de que muchos pensaban que realizan simples maniobras o que iban a enfrentarse a grupos terroristas de la ETA) y la llegada y toma del Congreso. Hay varios momentos muy logrados a lo largo de la película, éste es uno de ellos. Pero la llegada al Congreso ante la mirada atónita de los parlamentarios es memorable.

Ver a un falso Gutiérrez Mellado levantarse y descomponerse al ver que Tejero no se cuadra ante sus órdenes (era Ministro de Defensa y máxima autoridad de todo el estamento militar, por tanto también de la Guardia Civil) o como Suárez y Carrillo se mantienen en sus asientos estoicos ante las metralletas. Todo ello se refleja a la perfección en la película.

Pero éstas imágenes ya las hemos visto mil veces, una recreación de este tipo tiene un valor muy relativo. Además, quizás uno de los puntos débiles de la cinta es que en esa misma recreación se pretenden actores con un parecido físico razonable con sus homónimos históricos. Algunos como Gutiérrez Mellado, Suárez o Carrillo están bien buscados. Otros como Tejero o Armada están representados a la perfección (todavía me estremezco ante ese Juan Diego que nos presenta un Armada aparentemente envejecido, no parece suponer una amenaza, pero luego se desvela como un auténtico manipulador), pero en cambio otros parecen grotescas caricaturas, como Felipe González o Guerra.

Comentaba que lo interesante de la película viene a ser, lo que no hemos visto. Por un lado, todas las conversaciones (recreadas por las grabaciones de archivo) que se producen dentro del Congreso entre Tejero y los ideólogos golpistas, así como con Juan Carrés (antiguo líder del sindicato vertical y muy afín a gente del diario franquista Alcázar). También todos los contubernios para desarrollar las manipulaciones de Armada o los intentos del Rey de desbaratar el Golpe.

A este respecto, hay numerosas teorías conspiranoicas sobre quiénes fueron los arquitectos últimos del Golpe, ya que sabemos quieres fueron sus autores materiales, pero realmente en la sociedad civil rodaron pocas cabezas. Unos dicen que el máximo organizador fue Armada, otros hablan del director del CNI, otros del propio Rey Juan Carlos. Como no somos tertulianos, creo que deberíamos centrarnos en los hechos históricos y, a decir verdad, creo que queda bastante unánime la fundamental intervención de Sabino Martínez Campos para acallar el “ruido de sables”, también perfectamente reflejado en la cinta.

Hay que mentar mil y una veces las interpretaciones de Paco Tous y Juan Diego, soberbias. El primero presentando a un Tejero fanático, con una mirada enturbiada por la locura y la intención de hacer pagar a los políticos su inoperancia ante lo que el considera un agravio hacia la Guardia Civil, y hacia España, que muere casi día a día en atentados de la ETA. El segundo nos muestra a una especie de abuelito inofensivo, que se arrastra sinuosamente, literalmente, como una serpiente entre los despachos y pasillos del poder manipulando absolutamente todo para lograr presidir un Gobierno de concentración con presencia de los militares.

En definitiva, el único "pero" que puede ponerse a la película es el escaso público que fue a verla, posiblemente por los prejuicios que le asaltan a uno ante lo que puede ver en pantalla. Creo que por estos lares deberíamos empezar a olvidar el rechazo que nos produce todo aquello que sea "made in Spain" simplemente por el mero hecho de serlo. Comentarios como "no escucho eso porque es en español y claro...." o " es que a mi las películas y series españolas..." deben quedar en desuso pronto, ante la incontestable calidad de muchos productos. Merece muchísimo la pena.

martes, 1 de noviembre de 2011

Oleanna




" Cualquier posición que tome, será errónea "



Llegamos al final de este II Especial dedicado a los participantes del presente blog con el análisis de la última de las 10 películas más votadas, Oleanna, dirigida por David Mamet en el año 1994 y frecuentemente adaptada al teatro en distintas versiones, tanto en EEUU como en nuestro país España (el Teatro Real la ha llevado a su sala de la mano de José Coronado en el papel masculino). Antes de nada no puedo más que agradecerle de nuevo a Edu su colaboración con el presente blog para encontrar la película, pues de otro modo hubiera sido muy difícil.

Seguimos con la película, protagonizada por William H. Macy y Debra Eisenstadt, la historia versa sobre un incidente producido en la Universidad entre uno de sus más prometedores docentes y una alumna inquieta. La estructura como véis es de 2 personajes, con pocos escenarios y una historia aparentemente sencilla, que se irá desarrollando poco a poco para presentar diversas y complicadas ramificaciones dentro del típico juego de Mamet por el cual "nada es lo que parece". Tiene una clarísima vertiente teatral, de hecho fue escrita pensando en que fuera una obra de teatro, lo que se refleja en su desarrollo, escenarios, fotogramas y, por supuesto, en el hecho de que sólo contamos con dos personajes, muy al punto de La Huella de Olivier o de Carnage de Polanski, que sólo cuenta con 4 personajes.
Si quisiésemos resumir en una frase el argumento de Oleanna, podríamos decir que versa sobre el poder que ostenta un profesor universitario, un profesor muy cercano a la cátedra emérita, sobre sus alumnos. Pero hay más cosas detrás.

Esta película es la excusa perfecta para hablar de su director y guionista, David Mamet, un escritor y director que merece mucho la pena por lo que cuenta, lo que deja intuir, y lo que deja de contar, todo ello entremezclado en una historia con personajes interpretados por el llamado método, actores provenientes del teatro, etc. De hecho el teatro impregna e influye todo en la obra de Mamet, desde el desarrollo de la historia al de los personajes, desde la dirección y movimientos de cámara hasta el modo en que sus actores deben interpretar delante de la pantalla. Otra característica fundamental es que nunca sabremos cuáles son las verdaderas intenciones, los verdaderos gestos, ni si sus pesonajes nos dicen realmente la verdad. Es más, frecuentemente la regla es engañar al espectador, prácticamente todo lo presentado durante la primera parte de sus películas será desmontado en la segunda. Esto tiene la virtud de presentar un director muy canalla, con un punto rebelde que le ha hecho ser respetado en este negocio, pero la parte negativa es la previsibilidad de sus historias. Cuando uno ve La trama (The Spanish Prisioner) puede atender a todas estas características de su cine, el problema reside en ver una de sus últimas películas El último golpe (Heist) en la que, aunque es una gran historia, con un nunca lo suficientemente valorado Gene Hackman, ya vamos avisados de que no todo lo que se nos diga será cierto.
Es una forma de dirigir y valorar las historias que rompe absolutamente con los cánones del género, donde los desarrollos eran lógicos, seguían un orden marcado por el guión, algo que aquí no se respetará para sorprender totalmente al espectador. En ese sentido, puede acusársele de ser un tanto tramposo, pero no es menos entretenido por ello.

Repasando su filmografía, podemos ver su participación en los guiones de El cartero siempre llama dos veces, Los intocables de Elliot Ness, Glengarry Glen Ross, Hoffa: pulso al poder, La cortina de humo, Ronin, El caso Winslow o Hannibal, todas ellas películas interesantes como poco. Y entre las más importantes películas que ha dirigido, además de escribir su guión, podemos citar Homicidio, La trama, El último golpe y la presente Oleanna.

Finalmente, la influencia de Oleanna es grande, habla sobre temas universales como la educación, las relaciones de poder, etc. Y la influencia de su director es mayor aún, tomando el relevo de aquéllas grandes historias que se trasplantaban de las tablas del teatro a las pantallas de cine, utilizando registros puramente Hitchcockianos, con suspense y un thriller monótono al principio que acaba desbocándose finalmente para demostrar que todo lo que creíamos al principio es totalmente inverso al final.

Uno de los más importantes, y desconocidos a nivel general, directores contemporáneos.

S-21 La máquina roja de matar (The Khmer Rouge Killing Machine)




" En un mundo en el que todos eran víctimas,¿quién puede decir: yo no lo fui? "



Antes de comenzar, me gustaría agradeceros a todos los que me habéis mandado vías para obtener la película, especialmente a Edu, que es de quien lo he conseguido finalmente. De paso aprovechar para recomendaros visitar el interesante blog que abrió hace unos meses sobre los Balcanes, bautizado como Yugoslavos. Me váis a disculpar por la tardanza, pero el tiempo cada vez me es más escaso, por lo que tardo un poco en sacar las crónicas del horno y algunas, como es el caso, van a descansar un poco más en vuestros comentarios que en el texto de la entrada en sí. De todas formas intentaré seguir con una cierta frecuencia en las actualizaciones.

La máquina roja de matar es una película francesa realizada el año 2003, pero estrenada en 2009 para ser paseada por numerosos festivales europeos, obteniendo bastante renombre. En esta ocasión vamos a tener la oportunidad de visitar Camboya en los años 70, bajo el régimen de los Jemeres Rojos (Partido Comunista de Camboya), concretamente en la provincia de Phonm Penh, donde se situaba el S-21. Estas siniestras siglas guardan el nombre de "Agencia de seguridad", el principal centro de detención del partido donde alrededor de 18.000 prisioneros fueron torturados, interrogados y ejecutados.
Actualmente el S-21 se ha convertido en un Museo sobre Genocidio, un lugar perfecto para encontrar a víctimas y verdugos casi 40 años después para enfrentar sus declaraciones.

Una vez terminada la Guerra de Vietnam y expulsados los norteamericanos, aparece un régimen de aparente inspiración maoísta en Camboya que esconde tras de sí un programa radical de economía agraria, totalitario, bajo la consigna de la destrucción de todo aquéllo que fuera social o culturalmente urbano. Bajo la férrea mano de su líder Pol Pot, durante los años 1975 a 1979 se desarrollará este régimen en lo que se conoce como "el genocidio camboyano", juzgado actualmente por un Tribunal Internacional ad hoc sobre crímenes de guerra.
En 1979 terminó el régimen de los Jemeres con la invasión vietnamita de Camboya, pero lejos de desaparecer se transformarían en una guerrilla dentro del contexto internacional de Guerra Fría, y lejos de ser considerados enemigos serían aliados de los EEUU.

La película tiene un clarísimo tono documental que nos recuerda ineludiblemente a otros largometrajes como Shoa (viene a ser exactamente la misma idea que S-21 pero desde la óptica de un campo de concentración), o incluso algunos de producción nacional como Queridísimos Verdugos (una crónica de la España negra del "garrote vil" donde se entrevistan a los principales verdugos durante el franquismo, así como a los familiares de los ajusticiados), para las cuales se exige tener unos redaños importantes a la hora de consumir sus imagenes. Se intercalarán escenas de archivo, como la victoria de los jemeres, con entrevistas a sus protagonistas, así como algunas de sus tropelías, para lo cual hay que intentar no alejar la mirada, incluso más desde una óptica psicológica por los testimonios (reales) que se recogen, tanto de los verdugos como de las víctimas. Desde este punto de vista, la oportunidad de archivo y documental que nos ofrece no es para desdeñarla. También recuerda bastante, en la forma en que está filmada y desarrollada a El abogado del terror.

De los muchos detalles y dilemas que plantea la película, se me viene a la cabeza plantear 2 cuestiones fundamentales:

1. La primera de ella me recuerda a un debate también planteado por El lector, por el cual los carceleros, por llamarlos de alguna manera, se justifican alegando el cumplimiento del deber, el principio de disciplina. Es decir, "yo es que cumplía órdenes en una sociedad militarizada, ni si quiera me las planteaba, por tanto, no se me puede hacer responsable": Evidentemente, esto no es así, está clara la responsabilidad de estos individuos e incluso de toda una sociedad, como ocurre con la Alemania nazi. Pero parece curioso ver cómo todos estos movimientos, con diferencias ideológicas irreconciliables (que finalmente se ven más cercanos de lo que piensan) acaban recurriendo al mismo argumento para salvar el cuello.

2. La segunda cuestión que se me viene a la cabeza sería una pregunta, para la cual no tengo respuesta en este momento: ¿cómo puede continuar un país tras una tragedia semejante? un país que ve cómo víctimas y verdugos se ven avocados a convivir en el día a día y reconciliarse a la fuerza. Y no es una pregunta retórica ni metafísica, me pregunto cómo, en un sentido práctico y real, puede un país continuar su vida y desarrollo con unas diferencias tan sangrantes entre su población.

La verdad que S-21 La máquina roja de matar, es un documental de obligado visionado para todos, no solo aquellos interesados en el conflicto, con una gran calidad técnica e interés histórico.

Robotech: Saga Macross (The Macross Saga)





" Cuando al fin logramos la paz en nuestro planeta, nos enfrentamos a ser aniquilados por fuerzas externas cuyo poder está más allá de nuestra imaginación "



Lo cierto es que soy muy reacio a comentar animes o mangas, dibujos animados en general, porque suponen unas reglas diferentes a las que se aplican con el cine ordinario. Si a esto le sumamos que, personalísimamente, no me gustan los animes, pues la cosa se complica un poco más. Pero lo cierto es que es una experiencia como otra cualquiera, de modo que vamos allá y "al toro".

Lo primero que hay que decir al respecto es que Robotech supone algo más que una serie de culto estrenada en 1985, constituye un universo propio que se ha ido expandiendo por películas y cómics a lo largo de los años. Viene a funcionar un poco al estilo Star Wars, Moral Kombat, la saga Depredador o incluso Alien.
Su origen tenemos que situarlo en las manos, o en la cabeza, del virtuoso Carl Macek
al idear tres sagas independientes argumentalmente que se desarrollan en un período conocido como la protocultura: una época en que se han combinado avances tecnológicos construidos por los humanos con tecnología extraterrestre obtenida gracias a una nave alienígena estrellada en el Pacífico Sur. De las tres sagas, nos centraremos en la Macroos, aunque hay que destacar que son tan "sólo" 36 de los 80 capítulos que componen el núcleo duro de la historia.

La Saga Macroos se centrará en la primera parte de la historia, donde nos narrará cómo la nave cae a la Tierra y los principales gobernante mundiales deciden aunar fuerzas para extraer la tecnología necesaria para lograr su reconstrucción.
El problema es que nadie se plantea la posible existencia de más naves como esa. Evidentemente, hay unos cuantos más de esa raza, en concreto aparecerán los Zentradis para recuperarla el día de su inauguración, momento en que podremos apreciar de lo que son capaces los pilotos terrestres con esa nueva tecnología, aviones de combate capaces de transformarse en robots tripulados en plena batalla.
Aunque, posteriormente, la cosa se irá complicando mucho más con una nueva raza alienígena y otros personajes, así como con el triángulo de amor de la historia.

Decir que la serie se convirtió en un icono entre los fans de los años 80 por diversas razones, pero quizás se puedan todas reducir al cuidado con el que está realizada. Cuidado en la música, digna del mejor John Williams, cuidado en las escenas, con unos dibujos que recogen la estética "idol" muy al estilo de otras series como Dragon Ball, los personaes están perfectamente considerados, acentuándose las expresiones faciales lo que permite jugar con sus emociones y construir historias complejas en las que se mezcla el amor, la ira, los celos, la amistad, etc. Aunque es una historia que deberíamos incluir en el género de ciencia ficción, es evidente que hay clarísimas notas del bélico, pues hay combates aéreos y espaciales capítulo tras capítulo, perfectamente realizados, pero también hay toques más melodramáticos con la historia de amor o incluso de suspende con las sub-tramas. Por ejemplo, la relación entre los 2 principales protagonistas masculinos es muy similar a la que podemos encontrar en el Top Gun de Tom Cruise, con acrobacias aéreas incluidas.

Finalmente, es una forma distinta de ver buen cine bélico y de ciencia ficción, con un tratamiento realmente cuidado, aunque especialmente dedicado a los fans del anime. Personalmente no salgo decepcionado de la experiencia, pero reconozco que no me siento cómodo en este ámbito, algo ajeno para el tipo de series o cine que suelo ver. Como digo, muy recomendable para aquellos interesados en recordar los viejos 80, series o historias como la grandiosa pulp Heavy Metal, aunque Robotech no tiene nada de pulp, y esas series que veíamos de niños al más puro estilo Dragon Ball, aunque quizás algo más madura.

Troya (Troy)




" Jóvenes que mueren, ancianos que parlotean, eso es la guerra"



Antes de seguir con el ciclo de votaciones impera una cuestión de procedimiento: me está siendo imposible localizar Oleanna y S-21. He conseguido encontrar algunos vínculos buceando mucho por la red, pero estaban rotos o inhabilitados. Llegados a este punto es claro que habría que sustituir ambos títulos, dejándolos en suspenso para el día en el que me haga con ellos y darles máxima prioridad. Mientras ese día no llegue, os propondría substituirlos por los 2 siguientes títulos más votados. Creo recordar que en un estadio inmediatamente siguiente de votos se encuentra La naranja mecánica y, ya en un nivel todavía más inferior, Rebeca y Chinatown. Personalmente me decantaría por La naranja... y Rebeca ya que han sido especialmente comentados y queridos en otras entradas, pero estoy abierto a sugerencias.


Sin más, pasamos a la película que hoy nos ocupa la crítica, la versión de La Ilíada que se estrenó en 2004 bajo el título de Troya. Es una versión del poema de Homero que contiene algún que otro elemento interesante pero, en su conjunto, tampoco es una gran película, no pasará a la Historia del cine y se deja ver con la misma facilidad con la que se olvida (parafraseando al bueno de Carlos Boyero).

Elementos interesantes de análisis, empezaríamos fundamentalmente por su director Wolfgang Petersen, un cineasta bastante peculiar que ha dado muchos bandazos a lo largo de su carrera, abanderando lo que se dio a conocer como "nuevo cine alemán", que intentaba emular la nouvelle vague francesa. Sin duda, lo más recordado de él será su claustrofóbica Das Boot: El submarino, en la que nos contaba las peripecias de la tripulación de un submarino alemán durante la II GM. Es una película de culto en algunos círculos que relata bastante bien el tema de la guerra submarina. También realizó Vivir y morir en Los Ángeles, obra menor de cine negro, y se centró en el género fantástico con La historia interminable y Enemigo mío, por lo que podemos ver que ha tocado diversos palos de la baraja.

El casting es otro dato que debemos valorar especialmente: nombres como Eric Bana, Orlando Bloom, Brian Cox, Brad Pitt, Peter O´Toole, Sean Bean, Diane Kruger, Brendan Gleeson, Julie Christie, se van a pasear por los 160 minutos de duración de la cinta. Y es que no estamos ya ante meros actores conocidos en el mundo de Hollywood o simples caras bonitas, sino que son buenos actores, muchos de ellos de reconocido prestigio.

En esta ocasión, parece claro encuadrar el género en el épico, pues asistiremos a una superproducción hollywoodiense típica, con fuegos de artificio, amores y desamores, muertes grandiosas, grandes batallas, etc. Todos esos elementos se meterán en la Termomix y se engarzarán en lo que pretende ser una adaptación fiel del poema homérico que prelude a La Odisea. La historia se centra en el conflicto bélico conocido como La Guerra de Troya, por el cual los griegos cercaron la ciudad fronteriza de Troya para terminar destruyéndola hasta reducirla a cenizas. Lo cierto es que, históricamente, no tiene mucha relación con el poema que Homero escribiera allá por la segunda mitad del S VIII a.c., pues el conflicto originariamente se desata por un tema de impuestos que los troyanos se niegan a asumir, algo que los griegos no pueden permitir por la importancia capital y estratégica que tenía Troya, era una ciudad fronteriza.
En el poema este contexto se adornará con historias de amor, dioses y semidioses que intervienen en el conflicto ayudando a uno y otro bando. Aquí el conflicto se desata por la huida que Paris emprende con Helena para continuar con el amor que ambos se profesan. Agamenón, cuñado de Helena, y caudillo griego, no tolera esto, decide perseguir a ambos hasta lograr el cerco de Troya, lo que también le sirve de excusa para entablar la guerra con los troyanos.

En la película se nos contarán estos datos de un modo bastante fiel al poema, tanto la huida de Helena y Paris como la persecución de Agamenón, la estratagema hurdida con el caballo de madera, la relación homoerótica que existe entre Aquiles y Patroclo, etc. En ese sentido es una producción valiente, ya que pocas historias anteriores se habían atreviado a tocar el tema de la homosexualidad en un ámbito tan peliagudo como es uno de los exponentes más importantes de la literatura universal llevado al cine. Creo recordar que el Espartaco de Kubrick también se aventuró en este sentido de un modo bastante explícito.

Algunos momentos de clímax (SPOILER) serían el combate a muerte en el que Paris demuestra su cobardía ante sus propios hombres, el combate a muerte entre Héctor y Aquiles, en el cual el primero sabe que sólo puede sacrificarse, o la parte en que Aquiles conoce la muerte de Patroclo y el dolor y odio que esto provoca en él.

La película viene a ser la cara opuesta de Waterloo: si en aquella hablábamos de una batalla grandiosa contada desde diversos puntos de vista, con cientos de miles de extras perfectamente coordinados y dirigidos por Bondarchuk, aquí encontramos también un gran conflicto bélico, histórico, en el que se nos narran los prolegómenos y telón de fondo de ambos bandos, pero mediante el uso de las técnicas de FX. Viene a ser un modo distinto, mucho menos artesanal y más industrial, artificial, de hacer una película de dimensiones epopéyicas. Personalmente, prefiero mucho antes el Waterloo que analizábamos anteriormente, creo que tiene un realismo que entra por los 5 sentidos, y la maestría del director con la cámara también se nota.

Por lo demás, ¿es Troya una mala película?, pues rotundamente NO. Es una buena película, está bien realizada e interpretada, pero no es una cinta que le marque a uno, que le deje un par de días reflexionando o que se preste a revisarse en un período cercano de tiempo, algo que sí ocurre con Waterloo.

Grupo salvaje (The wild bunch)




" Si se mueven....¡mátelos! "


Ya tenía ganas de retomar el western, aunque es cierto que éste caso no es un exponente del género clásico, sino más bien de otros caminos que fue recorriendo a lo largo de los años en la pantalla grande.
Y también tenía ganas de hablar de una de mis películas preferidas de todos los géneros, así como de uno de los directores más polémicos en la Historia del cine. Esto es, como no podía ser de otra forma, el Grupo Salvaje de Sam Peckinpah. En verdad, no puede decirse que sea un western crepuscular, pero está muy cerca de ello, en aquél año 1969 en que se realizó: pero es que habrá claras influencias sobre las producciones crepusculares posteriores, así como también del Spaguetti western de Leone.
Si el género lo inventó Ford, lo renovó Sergio Leone y lo apostilló Eastwood, podríamos enmarcar a Sam Peckinpah a medio camino entre Leone y Clint, porque él también es un renovador, pero desde perspectivas mucho más oscuras y perturbadoras que las de Sergio, casi como un Haneke del Far West.

El reparto es muy reseñable, desde un genial William Holden hasta el magnífico Robert Ryan, pasando por un entrañable Ernest Borgnine, todos ellos nombres y caras propios del género, nada ajenos al espectador, con actuaciones más que solventes. Sin duda son profesionales de su gremio. Decía Boyero que había muy pocos actores, 2 o 3 en la actualidad, que merecían el precio de una entrada: para él no eran otros que Gene Hackman, Nick Nolte y Jeff Bridges. Pues bien, lo mismo podría decirse de los 3 anteriores aplicados a sus tiempos.
El argumento gira en torno a una banda de atracadores que se verá perseguida por momentos entre uno de los más sagaces e incansables grupos de cazarrecompensas y el ejército mejicano. Viajaremos con ellos desde pequeños pueblos del sur de los EEUU hasta pasar la frontera para enfrentarse a caciques mexicanos y sus "pequeños" ejércitos privados. Todo ello aderezado con una violencia made in Peckinpah e imágenes de lo más siniestras, mostrando el lado más oscuro del ser humano.

Las películas de Peckinpah tienen una ventaja sobre las de cualquier otro realizador del género, y es su capacidad de realizar producciones muy actuales, lo que reside en dos bases: la primera, sus historias, nada ajenas al espectador de cualquier época, la segunda, el modo que tiene de rodar la violencia. Se aleja completamente de la mojigatería propia de los títulos más clásicos del género y presenta historias con argumentos mucho más atractivos y cercanos a cualquier tipo de espectador, independientemente de su nacionalidad. Toca temas universales como el amor, el sexo, la avaricia, la venganza o el amor por le dinero. Es un hecho fundamental a la hora de valorarlo porque lo diferencia de todo lo que vino anteriormente, con contadas excepciones como el caso del propio Leone. Hay que entender que La diligencia de Ford se encuentra mucho más alejada de un espectador de hoy en día que Pat Garret y Billy the kid o La balada de Cable Hogue, siendo éstas últimas historias mucho más actuales, que pueden llegar a conquistar un espectro mucho más amplio del público.

Pero esas 2 circunstancias no le llevan por caminos distintos de los marcados por los maestros, no supone que deba olvidar los cánones del género, es decir, no olvida a los puristas, que también ven reflejado el más puro espíritu de la frontera en sus películas. Eso le convierte en un realizador muy interesante, porque renueva el género desde dentro, sin alejarse de patrones consustanciales al Western.

Hablábamos del modo en que tiene de retratar la violencia, y no es cuestión secundaria en sus producciones, ya que logra presentar a sus personajes en ambientes extremadamente violentos que les obliga a recurrir a sus instintos más primarios. Pero es una violencia que puede retratarse de muy diversas, y perversas que es lo importante, formas. La violencia más característica de este director es la más visual también, ya que en los años 70 y últimos coletazos de los 60 se acaba por romper con la censura imperante en las décadas de los 40 y 50, de modo que ahora sí vemos cómo mueren los personajes en la pantalla, no sólo lo intuimos, pero además también los vemos sangrar, algo impensable en películas como El enemigo público, Unión Pacífico, Tambores lejanos, etc. Incluso ya era bastante para producciones como Bonny and Clyde, pionera de este tipo de tratamiento novedoso sobre la violencia (si os interesa el tema del abandono de la censura, en el cine negro especialmente, podéis encontrar información en la crítica de El enemigo público).
Una violencia también intrínseca, con connotaciones morales clarísimas, es lo que hace diferente a este director, y lo que le ha llevado a sentar escuela en un aspecto muy determinado de se tratamiento de la violencia. Hay dos muy buenos ejemplos al respecto, los 2 al comienzo de la película: la Guionista reflexiva ya nos adelanta en su análisis el primero, el cerco que unos jóvenes niños realizan con fuego sobre un escorpión para ver cómo se clava a sí mismo su aguijón. Es una escena de lo más perversa, que ya nos quiere introducir sin ningún preámbulo en un mundo y sociedad completamente deshumanizada, salvaje y violenta, muy al estilo de Deliverance o Perros de paja, pero con otras claves.
Por eso se encuentra muy cerca de directores como Haneke y su La cinta blanca (o más bien al revés), pero también de gente como Richard Brooks con su western crepuscular Los profesionales, e influencia indiscutible para el gran Clint Eastwood. Porque, a pesar de que su cine es duro, violento y explícito en muchos sentidos, Peckinpah nos ofrece muchísimo más detrás de sus personajes.

Por citar algunas notas más biográficas sobre el director, decir que hay un gran consenso en torno a la existencia de una figura atormentada, violenta, alcohólica, muy irascible, lo que hacía muy difícil trabajar con él. Pero tampoco son pocos los testimonios que muestran su lado más humano, o sentimental si se prefiere, bajo esa máscara de "viejo loco". Un director polémico, en resumen, pero también un auténtico genio en el rodaje, que supuso una de las más importantes influencias para gente que vendría después como Clint Eastwood o Quentin Tarantino, por citar a un par.

Como siempre que tengo ocasión, no olvidéis pasar por el análisis que la guionista reflexiva hace sobre este genio.

lunes, 31 de octubre de 2011

La ciudad y los perros







En 1985 Francisco Lombardi, nombre propio de la cinematografía peruana, llevaría a la gran pantalla la adaptación de la primera, y posiblemente más conocida, novela del escritor Mario Vargas Llosa, hablamos de La ciudad y los perros.
Tuvo un éxito bastante reseñable, pues es una adaptación correcta, que no traslada el sentir de la novela página a página pero, como ya le ocurre a Crematorio de Chirbes, son historias muy difíciles de adaptar, luego veremos el porqué.
Algunos de los intérpretes que intervienen en la película son Pablo Serra (El Poeta), Gustavo Bueno (Teniente Gamboa), Luis Álvarez (El coronel), Juan Manuel Ochoa (El Jaguar), aunque hay otros cuantos. Uno de los éxitos de Lombardi es reunir un plantel muy jóven que acabará conformando la primera plana de la interpretación peruana en los siguientes años.

Mario Vargas Llosa es un personaje profundamente polémico, un hombre que se ha movido, a mi modo de ver en una elección equivocada, por los cauces de la política en su país, lo que le ha generado muchos enemigos entre sectores de la izquierda en general. Pero si uno dedica unos segundos a escucharlo, a sentarse en una mesa y oir lo que tiene que decir, llegará a la única conclusión posible de que nos encontramos ante un auténtico intelectual, quizás de los últimos que quedan, y merece ser escuchado.
Su andadura comenzará con La ciudad y los perros, pero ha recorrido mucho camino desde aquél año 1961 en que terminó la novela en una buhardilla de París. Desde entonces han transcurrido los títulos y los éxitos: Conversación en la catedral, La Tía Jula y el escribidor, La guerra del fin del mundo, La fiesta del Chivo, y así hasta ganar el Premio Nobel en 2010, año en que publicó su última novela, El sueño del celta.
Una cuestión muy interesante que da veracidad a sus historias es el hecho de trasladar notas biográficas a sus personajes y situaciones: así, Conversación en la catedral narra sus años en la universidad, Las travesuras de la niña mala nos habla de su época revolucionaria, cuando integró un partido comunista radical, y La ciudad y los perros se sitúa en su niñez. Característico es también la mezcla que logra en sus novelas al añadir a esos datos biográficos situaciones históricas, como pueden ser el mayo del 68, la dictadura de Trujillo o las colonias en tiempos de bizarros exploradores.

Y es que ésta historia nos habla fundamentalmente de la niñez, la educación y la virilidad en una sociedad absolutamente machista, o como poco muy masculina. Nos encontramos en el colegio militar Leoncio Prado donde adolescentes y jóvenes internos reciben educación secundaria bajo una férrea disciplina militar. El colegio viene a ser como un cuartel del ejército, y la enseñanza se basa en la estructura y principios del servicio militar.
La novela se basa en un reparto coral, son varias las voces que cuentan la historia y todas ellas proagonistas de los hechos que se vivirán tras las puertas del colegio, pero la película prescindirá de éste recurso y se centrará especialmente en uno de ellos. Es fácil entender el porqué de la decisión de Lombardi a éste respecto, y es que no es fácil mantener al espectador implicado en la película si no tiene un sujeto con el que identificarse especialmente. Puede diluirse en el camino que se realiza si el protagonismo se diluye entre tantísimos personajes secundarios y principales, especialmente si ese espectador es ajeno a la cultura que se nos está contando.
Las escenas son duras, como dura es la novela, en las que se muestra la pérdida de humanidad como una virtud frente a lo que podría ser un defecto entendido como una debilidad, se busca destruir esa inocencia infantil a base de vejaciones y abusos. En ese aspecto, el sentido claro de la obra y película es de denuncia, crítica social hacia lo que se entendía por educación durante un tiempo en el Perú. Pero no sólo hay denuncia, pues en el colegio encontraremos chicos pobres, chicos ricos, de distintas razas y castas sociales, y sus conversaciones nos proporcionarán un claro fresco socio-político del país, que es el éxito que logra Llosa en su novela.

Francisco Lombardi es muy posiblemente el nombre propio del cine peruano desde hace años, cuando fundó la productora Inca films y se dispuso a rodar películas, más de 15 películas hasta el momento. Lo cierto es que no es un autor excesivamente conocido a nivel general en la cinematografia más internacional, pero es un habitual de los festivales europeos, cosechando numerosísimos premios, especialmente en el festival de San Sebastián. Además, el mundo que rodea a Vargas Llosa no le será nada ajeno en el futuro, pues también llevará a cabo la adaptación de su obra Pantaleón y las visitadoras.

Tal vez os interese la crítica de David en Observando cine peruano.

jueves, 27 de octubre de 2011

La casa de Saddam (House of Saddam)




" Tenemos la cuna de la civilización bajo nuestros pies. Tenemos una tierra que proteger "



El hecho de realizar una votación sobre 10 películas con el compromiso de analizarlas tiene aspectos positivos y negativos. De éstos últimos, por ejemplo, se me viene a la cabeza la necesidad de llevar un cierto orden previo sobre las entradas, la búsqueda de las películas que no tenía o la necesidad de retrasar algunos proyectos que a uno le rondan la cabeza desde hace tiempo. Pero éstas molestias acaban siendo nimiedades si lo comparamos con sus aspectos positivos: quizás el más importante sea la oportunidad de descubrir cosas absolutamente distintas de las que uno está acostumbrado a ver, y que de otro modo no habría dado con ellas. Son los casos de Hijos de la Gloria, Quemado por el Sol, El abogado del terror o RAF Fracción del Ejército Rojo, pero también de la obra maestra que supone La Casa de Saddam.

House of Saddam es una miniserie que narra el acceso al Gobierno de Irak por el recientemente fallecido dictador Saddam Hussein, y su posterior caída a manos del Ejército norteamericano, tras la invasión llevada a cabo en 2003. Fue una operación denominada Libertad Iraquí que duró 7 años, hasta 2010, para después dar paso a una segunda operación en la que se pretendía entrenar a los cuerpos policiales iraquíes para poder hacer frente a los insurgentes y el terrorismo. El presidente Obama ha declarado su firme intención de retornar las tropas antes de Navidad.

Lo primero que nos llama la atención se produce en los primeros segundos de duración del 1º capítulo, en forma de 2 acrónimos: el primero es HBO y el segundo es BBC, lo que indica la colaboración entre la cadena privada y la televisión pública de mayor calidad que se puede encontrar, muy posiblemente, en el mundo a día de hoy. Sin duda esa calidad queda patente en los primeros momentos dedicados a la llegada al poder de Saddam mediante un Golpe de Estado dentro de su partido, la depuración de los individuos políticamente indeseables de su entorno y la Guerra contra el Irán del Ayatolá Jomeini.
Un Golpe de Estado que le llevará a instalarse en el poder junto a sus primos, hermanos, cuñado y cualquier miembro de su familia que le sea leal. Es curioso porque traslada la estructura de los clanes del desierto (que es donde él nació) a la estructura de gobierno del país, depurando y apartando a todo aquél que no siga su línea de actuación. Es una práctica que ya llevó a cabo Franco en España, dirigiendo el país desde el año 1936 (en las zonas que el bando nacional ocupaba) hasta los años 50 como un cuartel militar.
Esto queda perfectamente reflejado en la serie por las recomendaciones de su madre y las maniobras políticas que pretende realizar con la boda de su hija. Entiende que los lazos de sangre son irrompibles y, por tanto, estructura su gobierno sobre esta base.

Jomeini fue el líder espiritual de la revolución ismálica promovida en Irán el año 1979 contra el Sha de lo que antes era Persia. Tras su derrocación se impone un gobierno islámico que es visto como una amenaza a nivel internacional, pero también a ojos de Saddam, que entiende un peligro por el alto número de iraquíes chiíes. Así se iniciará la Guerra Irán-Irak por supuestas disputas fronterizas, saldándose con el alto el fuego que pedirá Jomeini ante los costes de económicos y personales que supone el enfrentamiento.
A este respecto, puede ser criticable la ausencia de datos referentes al apoyo norteamericano a Hussein, tanto en su escalada al poder como en la provisión económica y militar en el conflicto con Jomeini. Para EEUU es una oportunidad muy golosa tener controlado a uno de los principales suministradores de petróleo en Oriente Medio (Irak) y, de paso, matar dos pájaros quitando de en medio la amenaza que supone Jomeini. Esto no sale en la miniserie.

Lo que sí podremos ver entre este capítulo y el segundo es el carácter despótico, mesiánico, hipócrita y cínico de Hussein. Despótico porque se considera a sí mismo el salvador de una civilización, pero en ningún momento cuenta con su gente o promueve ayudas de algún tipo entre la población. Sí mejoran las condiciones de vida, pero en todo momento se plantea la duda sobre asignar recursos a la población o al ejército, decantándose por este último.
Mesiánico porque se considera un "enviado de Dios" para salvar Iraq, y todo aquél que se interponga en su camino, o que el considere entrometido, debe ser apartado de una u otra forma. Hipócrita por su forma de entender la violencia: intenta controlar a su hijo explicándole que ésta es un "instrumento" y no una diversión.
Cínico porque va eliminando importantes valores de su entorno sin necesidad de justificarse ante nada ni nadie, buscando enemigos donde no los hay.
Es un carácter obsesivo y paranoico que se manifiesta en un férreo culto a la personalidad y la depuración de todo aquél que parezca resaltar tanto como él. Esto recuerda mucho al sovietismo de Stalin: en los 1ºs y más duros años de represión elabora toda una mitología de culto a su persona y se quita de en medio a los generales, como Zhukov, que eran populares entre la población.

El 2º capítulo trata sobre la victoria en Irán y la 1º Guerra del Golfo. En este caso, Arabia Saudí decide modificar los precios del barril de crudo en el mercado, lo que perjudica directamente la economía iraquí. Es por este motivo que Saddam recurrirá a reuniones de la OLP y a la Liga Árabe para presionar y lograr un acuerdo. Ante la falta de éxito acabará invadiendo Kuwait, provocando la intervención norteamericana.
Saddam confiaba en dos factores para lograr el éxito en la contienda: 1º en el apoyo que Rusia pudiera darle en las Naciones Unidas, y creía muy inverosímil la intervención norteamericana en un país como Iraq. Evidentemente se equivoca, en el primer caso porque en 1989 estamos ante el principio del fin de la URSS como superpotencia (y como potencia incluso) y en el segundo caso porque EEUU lo último que quería era un conflicto armado entre los principales suministradores de petróleo a nivel mundial, y en ese supuesto Arabia Saudí siempre tuvo las de ganar. Esto queda bien reflejado en las reuniones con los embajadores USA y Saudí. así como en las reuniones de Saddam con el alto mando. Por cierto que Saddy aprovechará el conflicto para librarse de unos cuantos generales indeseables que cuestionan la oportunidad de una guerra abierta con EEUU.

Uno de los logros de la serie es mostrarnos a un Saddam "gobernante" y un Saddam "padre": ya hemos dicho que es un sanguinario dictador, pero no vamos a estar toda la serie recordándolo, de modo que perdiendo ese complejo se puede dedicar a otros aspectos del personaje. Como gobernante en el sentido de Jefe de Estado, sobre las relaciones de poder con su entorno, aplicando la "táctica del palo y la zanahoria". Y como padre sobre unos hijos que, realmente, no saben cómo actuar. Dos de ellos deben plegarse a sus decisiones sin rechistar para evitar perjuicios mayores y el tercero es incapaz de asumir la vitola de sucesor que ha caído sobre su cabeza. Será un punto interesante la forma en que el dictador deberá afrontar estos problemas.

La tercera parte de la historia se centra en las inspecciones de los analistas que la ONU envía a Irak para valorar la peligrosidad del régimen en el panorama internacional y justificar una futura intervención que expulse a Saddam del país. A este respecto, los datos puramente históricos se aparcan a un lado para dejar paso a la teoría de las HBO y BBC con un traidor de por medio. Plantean que existieron armas de destrucción masiva, pero que fueron destruidas desde el año 1991 para evitar una intervención extranjera. Realmente, parte de un supuesto que es relativamente cierto: es cierto que Saddy contó con ese tipo de armamento, y es cierto que EEUU lo sabía, porque fueron los que se lo suministraron en la guerra contra Irán, pero no es menos cierto que en este momento ya no contaban con ese tipo de armas.

En el último capítulo se narra la Guerra de Irak, o 2º Guerra del Golfo, en la que una coalición de los ejércitos norteamericano, inglés y español fundamentalmente, invaden Irak para derrocar a Saddam. Todo el capítulo transcurre en la ocupación y la huida de la familia de Saddam: unos se esconden en Jordania y otros se quedan para ocultarse. Veremos el destino de los 2 hijos más importantes políticamente y la captura de Saddie por los americanos.

Personalmente creo que los momentos de mayor calidad de la serie se encuentran en los 2 primeros capítulos y en parte del último, donde podemos ver a un Saddam derrotado, pero incapaz de asumirlo. Es una grata sorpresa, HBO y BBC difícilmente pueden derrapar con este tipo de historias, aunque no llega a ser completamente redonda.

domingo, 23 de octubre de 2011

Waterloo





" Yo soy Francia, y Francia es Yo "


En esta ocasión volvemos a coger la máquina del tiempo para visitar de nuevo las guerras napoleónicas, pero esta vez no pasaremos por encima, sino que nos situaremos en uno de sus epicentros más épicos, como no es de otra forma la batalla de Waterloo. Es una producción soviético-italiana (la producción corre a cargo de Nino de Laurentiis uno de los más prolíficos productores europeos, y la música es de Nino Rota) estrenada en 1970 y dirigida por Sergei Bondartchouk, protagonizada por Rod Steiger (Napoleón Bonaparte) y Christopher Plummer (Duque de Wellington), aunque también contó con un importante reparto que incluía figuras como Orson Welles (Luis XVIII).

Decir que el director ya había ganado el Oscar el año anterior a la Mejor Película Extranjera por su versión del Guerra y Paz de Tólstoi, por lo que ya tenía cierta mano con las grandes batallas y epopeyas, e incluso se metería con otra producción para adaptar la novela del periodista John Reed Diez días que estremecieron al mundo, realizando una especie de Rojos a la rusa.

La película se divide en 2 partes clarísimamente diferenciadas, con toda la intención del director, y es que Waterloo no es sólo la crónica de una batalla, es la crónica de uno de los períodos históricos más importantes y que más han determinado el devenir de Europa. Una primera parte absolutamente histórica, en la que asistimos a los acontecimientos contextuales más importantes para explicar cómo llegaremos a Waterloo. La cinta comienza en 1814, aunque el texto explicativo nos remitirá a 1812 con la derrota de Napoleón en la campaña de Rusia.
Asistiremos al cerco que austriacos, prusianos, ingleses y rusos confeccionarán alrededor de París y a la rendición y exilio en la isla de Elba como destino del Emperador.
Posteriormente logrará huir de la prisión y recuperar el liderazgo de su guardia imperial primero, y de todo el ejército francés después.

La segunda parte de la película es la historia bélica, propiamente dicha. El enfrentamiento entre los dos grandes generales Napoleón y el Duque de Wellington, de hecho gran parte de la película se centra en el hecho histórico visto desde la perspectiva de un enfrentamiento singular entre los dos grandes estrategas del Siglo XIX, y la obsesión paranoica del primer con el segundo. Incluso se llega a hacer un fresco cultural de las sociedades inglesa y francesa a través de la mirada de sus militares: presenta a los franceses como un pueblo latino de sangre caliente, defendiendo a su emperador, encarnando los valores e ideales ilustrados.
La contraposición serían los fríos y estoicos ingleses. Es una comparación que se lleva incluso a lo grotesco: por un lado Napoleón se declara "enamorado" de sus fuerzas bélicas, mientras que en el baile de la recepción inglesa, al comienzo de la película, los mandos se burlan de sus propios soldados.

Quizás esto chirríe un tanto al espectador, a pesar de que quien dirige es un ruso, lo que parece que le predispone más a favor de los ingleses. Incluso es probable que pretenda dejar clara su imparcialidad desde el principio cometiendo esa pequeña licencia.

Sea como fuere, Bondartchouk deja claras dos cosas con esta película: la primera de ellas que es un maestro en lo que a la dirección de miles de extras se refiere. La segunda, que se mueve como pez en el agua con las grandes producciones europeas, en el marco de conflictos históricos con contextos muy discutidos. Lo que no es nada fácil.
Para la primera conclusión se servirá de los fondos que Laurentiis le proporciona, así como del Ejército ruso que se pone a su servicio: sobra decir que el material de guerra que se utiliza es real, y que no es lo mismo dirigir a un conjunto de extras que nada sabe de la guerra que a soldados para rodar una contienda bélica.
El segundo dato queda perfectamente reflejado en el magnífico resumen histórico de la primera hora de película.

Volviendo al tema de la confrontación entre los dos generales, el duelo singular que mantienen en una batalla con cientos de miles de soldados, no es una cuestión baladí, ni para la película ni históricamente. Parece clara la obsesión que Napoleón debió sufrir frente a Wellington, ya que éste le venció antes de Waterloo en 2 ocasiones: primero en España (se echa de menos alguna mención a la sublevación de los españoles. Si bien es cierto que la ayuda de Wellington fue importante para expulsar a los franceses de la península, no lo es menos que la sublevación fue fundamental para lograr la caída del Imperio) e indirectamente como un causante del repliegue que sufrirá hasta llegar atrincherarse en París. A este respecto, estoy convencido de que Bruno Ganz se basó en éste Steiger para interpretar al acorralado Hitler de El hundimiento, ya que las escenas son más que parecidas.

Por último, en cuanto a las interpretaciones, suena con fuerza y en mayúsculas el nombre de Rod Steiger con una magnífica interpretación de un Napoleón cuasi mesiánico. Con unos gestos y miradas de auténtico fanático, obsesionado y en muchos momentos superado frente a la situación. Es demoledor el comentario que le acontece mientras dormita en la bañera "todo se decide en una gran batalla de nuevo... pero antes era joven".

En definitiva, una auténtica joya para los amantes del cine histórico y bélico.

jueves, 20 de octubre de 2011

Colaboraciones



Antes de seguir con el ciclo me gustaría aprovechar para comentaros a todos que próximamente escribiré una sección, una vez al mes, en el blog de nuestro querido compañero Antonio Godino, Ponte Cine. Antonio se puso en contacto conmigo para proponerme ésta magnífica idea y yo no pude más que aceptar. El próximo miércoles 26 podréis empezar a leerme por allí. A ver qué tal sale la cosa. Os recomiendo que paséis por su blog que es fantástico.

Y como de colaboraciones va la cosa, vamos a aprovechar también para echarle un cable a nuestro amigo Edu con su proyecto. Hace un tiempo se puso en contacto conmigo para comentarme la idea que tenía de rodar un documental sobre el conflicto de Kosovo, y por ello los dos queriamos comentároslo para que expongáis vuestras reflexiones sobre el conflicto y alguna idea que pueda resultar de utilidad. Así mismo, si estáis interesados, podéis poneros en contacto con Edu para apoyar intelectual o económicamente el proyecto. Edu os lo explicará mejor en un comentario y yo, sin más, paso a transcribir un pequeño extracto de lo que será éste proyecto:


"¿Hasta que punto fueron importantes los intereses occidentales y sus consiguientes decisiones para la ruptura de Yugoslavia?
¿Fue esta una guerra que se pudo evitar?
Prensa: Información o primera andanada de la intervención. Medios de manipulación masivos.
Guerras humanitarias; armas inteligentes, un nuevo Orden mundial. ¿Se arreglaran con ello los problemas pendientes?
¿Fue Yugoslavia un paso más en la nueva estrategia global?

Estos y otros interrogantes que no por obvios ni recurrentes fueron contestados ni siquiera bien contextualizados a día de hoy forman parte de una historia, ya proscrita, ya mítica.

El documental Yugoslavos pretende analizar estos temas desde un punto de vista crítico con la ayuda de voces autorizadas y especialistas de distintos ámbitos para arrojar algo de luz sobre unos hechos aún no concluidos.

El proceso histórico que desencadenó la caída de la Unión Soviética, el derrumbe del comunismo y que trajo consigo la reunificación alemana vino intrínsecamente ligado a la nueva estrategia para el redibujo de una nueva Europa.
Sin estos factores no sólo es imposible conocer la realidad sino que se corre el riesgo de caer en un discurso revisionista tan tendencioso como interesado.

Las huellas del pasado no sólo tienen su reflejo en la composición del presente sino que explicaban la idea fundacional de Yugoslavia. Esta no fue una creación opresiva, la falsa y socorrida “cárcel de pueblos” ni expansionista, ni en su primera andadura ni en la segunda pese a posteriores desequilibrios.
Yugoslavia, fue una creación idealista, un espacio común en la que por fin los pueblos eslavos del sur trazaron su propio destino y entidad nacional tras siglos de ocupaciones y particiones por parte de poderosos reinos e imperios. Por primera vez en la historia Eslovenia fue reconocido como un pueblo y no como una provincia. Croacia que era también católica tuvo un remoto pasado independiente y un reciente infausto como títere fascista, Serbia, Macedonia o Montenegro ortodoxas y Bosnia en parte musulmana encajaron como repúblicas de pleno derecho.

Aunque los motivos y las banderas variaran, tanto en la primera guerra mundial, como en la segunda, y en la guerra fría el país fue otra vez más tierra de equilibrios para las grandes potencias.

En un mundo con una única superpotencia, una Alemania emergente, y una Unión Europea balbuceante más allá de los parquets, Yugoslavia tenía tanto sentido dentro de la comunidad internacional como el socialismo tras la desintegración de la Unión Soviética.
Los Balcanes, tierra misteriosa de odios ancestrales, de superstición, de violencia y sangre. Tantos ríos de tinta, tópicos, tantas frases para la posteridad, múltiples e irreconciliables divisiones…

Y en los años noventa, solo hay un foco de atención, un blanco para los objetivos de las cámaras; Y este no fueron los disturbios raciales y expulsiones masivas de turcos en Bulgaria con inicio en 1984, ni las sangrientos contenciosos entre griegos y turcos. Ni siquiera la guerra en Moldavia,( por Transnytria) entre rumanos y rusos-ucranios (eslavos y esta vez unidos) ocupó ninguna cabecera más allá de sus países, o ni siquiera dentro de estos.

¿Por qué Yugoslavia?

¿Qué hacia presagiar que una declaración ilegal e unilateral de independencia pudiera acabar en un rápido reconocimiento internacional que llevó a una brutal escalada del conflicto?

Mientras las cancillerías occidentales se frotaban las manos por su victoria moral en el Este (FMI), su terapia de choque y su apertura de mercado con posición dominante, una sociedad se sentía mutilada, desorientada, sin referentes, y presa fácil de la más efectiva y barata propaganda que existe, la del odio al “diferente”.

Los nacionalismos tolerados cuando no descaradamente financiados eran el contrapeso ideal para acabar con los últimos irredentos, aquellos que no aceptaban el nuevo maná del capital que llevo al este europeo a niveles tercermundistas durante su “transición”.

Yugoslavos esta en fase de preproducción. Es un proyecto de Eduardo J. García"



Eduardo J. García.

lunes, 17 de octubre de 2011

A bayoneta calada (Fixed Bayonets!)




" Recuerda que no apuntas a un hombre, sino al enemigo "



Vamos a hacer un alto en el camino, como tantos que nos deparan por otro lado, para romper un momento con las votaciones y dedicarnos a analizar la película A bayoneta calada! del gran Samuel Fuller. El motivo no es muy especial, me tropecé con ella el fin de semana y me pareció curioso dedicarle unos segundos tanto al director como a la película por la época en que está realizada y el conflicto en que se sitúa, todo ello relaccionado con el género propagandístico (un género que tengo abierto y parado desde hace tiempo, sin previsión de terminar con él en un plazo de tiempo corto). En un primer momento pudimos analizar el Octubre de Eissenstein, un maestro del cine ruso (y del cine en general) por lo que me parecía interesante pasarnos ahora al otro bando, con un maestro del cine made in USA, por la oportunidad que nos brindaba Fuller.

La película fue dirigida en el año 1951 10 meses después de conseguir el éxito con otro trabajo, que realmente supone un nombre propio en su filmografía, Casco de Acero, también ambientada en la Guerra de Korea. Es de suponer que, tras el éxito que le deparó aquella cinta, el crédito de Fuller era bastante elástico, y éste pretendía prolongarlo en el tiempo repitiendo la fórmula anterior.
Para ello fue necesario volver otra vez a aquél conflicto de candente actualidad para el momento, y de especial sensibilidad para los norteamericanos. Si hay un conflicto con connotaciones personales para ellos esos no son otros que Vietnam y Korea, al margen de otros contenciosos como Irak. Aunque quizás sea algo pretencioso explicarlo con pocas palabras, es posible que esto se deba a que en estos dos conflictos se produjeron las derrotas más dolorosas y sonadas que posiblemente se recuerden en su Historia bélica, con el añadido de que la Guerra de Korea es la gran olvidada incluso dentro de las fronteras de los EEUU, probablemente porque se produce 5 años después de la II GM, en plena Guerra Fría, y tampoco conlleva un conflicto de especial mención.

Es el primer de los contenciosos entre EEUU y URSS que se producen sin que éstos países entre en enfrentamiento directo: los actores sobre el campo de batalla serán las dos repúblicas coreanas, siendo la del norte apoyada por el Ejército Popular Chino, con ayuda material de la URSS, y la del Sur apoyada por los EEUU. Desde el punto de vista de la estrategia militar, las tácticas serán las propias de las 2 guerras mundiales anteriores, con rápidas escaramuzas de infantería seguidas por incursiones de bombardeos aéreos, y a partir del ´51 como una guerra de trincheras.

La historia del film nos sitúa en la 1º ofensiva de invierno del año ´51 lanzada por el ejército norcoreano en cooperación con el Ejercito Popular Chino contra las fuerzas norteamericanas, lo que conlleva la retirada de éstos. En los primeros momentos del metraje asistiremos a una reunión entre los mandos para decidir cómo afrontar esa maniobra teniendo en cuenta el tiempo que tendrían hasta que los chinos les pisaran los talones. Llegan a la conclusión de que la mejor opción es dejar un pequeño pelotón de 47 hombres en un desfiladero para retrasar la ofensiva norcoreana. De este modo, se aseguran un terreno estrecho y escarpado que dificulte la entrada de los carros blindados, y un pequeño bastión que haga simular la existencia de un regimiento tras la colina.

Los primeros minutos de la película nos muestran algo que ya sabemos: la capacidad de Fuller para rodar cine bélico, no de cualquier forma, y la gran historia que se nos prepara, pero las expectativas se van diluyendo según avanza el metraje.
Es una dirección que se desarrolla con un juego de primeros planos de modo que nos sintamos implicados en el pelotón y en la contienda. Ejemplos de ésto serían el comienzo y el final de la película: primero, cuando el pelotón asiste a la retirada del regimiento y la cámara se detiene en los ojos de los hombres que deben quedarse para frenar la ofensiva. El segundo momento es al final de la película, antes de la llegada de los carros de combate, cuando la cámara se detiene para mostrar los pensamientos de los resistentes.
Con respecto a esto, también hay que comentar las escenas en que el cabo Deno intenta matar a sangre fría a un hombre, situándose la cámara en sus ojos y en la boca del cañón para que el espectador sienta que él mismo es quien está apretando el gatillo. Todo lo relatado, junto con las reflexiones posteriores de los soldados, dejan una película con cuestiones similares a las que Malick trata en La delgada línea roja, con la diferencia de haberse rodado 50 años antes.

Esto último no es del todo cierto, porque Fuller no ahondará en la crítica de la contienda ni al ejército, cosa que sí hace tanto en Uno rojo: división de choque como en Casco de Acero. Y es que recordemos que esta película está amparada y financiada por el Ministerio de Defensa, que está pensada para rearmar la moral del pueblo americano ante las situaciones de tensión que se avecinan y que algunos extractos del guión nos dejan atisbarlo sin lugar a dudas. Los primeros comentarios de guión son un ensalzamiento de los mandos, cuando normalmente esos comentarios entre soldados rasos no son muy favorables, la defensa numantina de las colinas (muy improbable) y el surgimiento del deber y del valor para salvar la situación.

Todo ello hace que tengamos que valorar esta película desde la perspectiva de una propaganda EEUU, lo que debe hace olvidar sus defectos históricos y de verosimilitud bélica, puesto que la intención del director descansa en otros intereses. El atractivo de la película es la capacidad de Fuller de hacer una película propagandística de cierta calidad, no chirría el patriotismo americano con la historia, se deja ver de un modo aceptable a pesar de los errores que comete.

No es la mejor película bélica que podréis obtener, mucho menos la mejor de Fuller, pero merece la pena como ejemplo de cine propagandístico y desde el punto de vista de la Guerra de Korea, un conflicto relativamente olvidado.